jueves, 7 de junio de 2012

De ida y vuelta

¿Qué hago de nuevo por aquí escribiendo estas líneas? ¿Debo enmudecer o continuar? ¿Qué significa todo esto que vais a leer o lo que ya habéis leído? No, no creo que sea un puro revoltijo lo que hay ahora mismo en mi cabeza. Avanzamos por la vida entre vicios, oficios, olvidos, sueños y reivindicaciones. En fin, creo que deberíamos tomar más proteínas, pero no demasiadas, y también, más carbohidratos de los sanos, como aconsejan los nutricionistas.
La comunicación entre personas y con otros seres es extremadamente difícil. Lo que algunas palabras significan para mí, pueden que no signifiquen lo mismo para vosotros. En un mar de palabras todo se confunde.
¿Qué es lo que buscamos? Siguiendo las palabras de Krishnamurti, buscamos conocernos a nosotros mismos. El conocimiento propio no tiene fin. Es un río sin fin. Cuanto más se ahonda en él, más encontramos la paz. Si uno logra comprenderse a sí mismo, se puede producir una felicidad creativa y, entonces, puede haber una transformación inmediata a nuestro alrededor y, por lo tanto, en el mundo en que vivimos.
O bien, no conocerse nunca. No llegar nunca a conocernos a nosotros mismos como personas. Es lo que creía Musil que pasa con los diarios íntimos. (...) No conocerse nunca o solo un poco y ser un parásito de otros escritores para acabar teniendo una brizna de literatura propia. ¿Diarios íntimos? ¿Género autobiográfico? ¿"Autobiografía como des-figuración"? ¿De quién son estas reflexiones? Creo que de Paul de Man.
Lo importante es escribir a diario lo que sea, cualquier cosa, esté mejor o peor redactado, mejor o peor conseguido, sin importar el resultado. El casi inaudible sonido del teclado forma parte de mi atareada normalidad. ¿Condenada a galeras o verdadera pasión por escribir'? ¿Trabajo de esclavos o placer de dioses? ¿Publicar a diario o cada cierto tiempo? Lo último que deseo es causar empacho en mis lectores, si es que alguien de algún sitio, de algún lugar o país me lee.

Final: "Se ve y se mira el mundo desde un lugar determinado donde nos sentimos estar cobijados, un lugar donde las cosas y los seres nos hablan directamente en un lenguaje que con palabras o sin ellas, no nos vemos obligados a traducir. Y este lugar lo llevamos con nosotros a lo largo de nuestra vida, aunque hayamos entrado en familiaridad con otros lugares y con formas de cultura e idiomas diferentes". María Zambrano.