martes, 5 de junio de 2012

Entretiempos

Martes. Un día claro y soleado después de una breve pero intensa lluvia caída. Un hermoso arcoíris se dibuja en la bóveda celeste,
Siempre he sentido un conflicto interno entre el misterio de la vida y el sentido común. Miro más allá de mí, más allá también de todo lo que no soy, de lo que no conozco, de lo que no controlo. No hallo gran cosa cuando busco algo. Todo los encuentros que hago se producen de forma inesperada, es decir, cuando buscabas otra cosa distinta y te encuentras con una nueva. Seguramente alguna crítica diagnosticará todas mis experiencias como delirantes. Pero todo esto tiene un nombre muy bello, se llama: serendipia.
En la medida de lo posible somos seres complejos, ¿alguien lo duda? Aún en la distancia, todo lo que digo lo intento decir con el mayor respeto hacia mis contemporáneos. ¿Qué quiénes son mis contemporáneos? Ante todo el señor Marcel Proust y su eterna búsqueda del tiempo perdido. À la recherche du temps perdu.
Vivimos en un mundo excesivamente materialista, dominado por la técnica digital, la tecnología, la cibernética... Nihilistas tiempos los que estamos viviendo. ¿Debemos amar más la vida que al sentido de la vida? ¿Dónde se encuentra nuestra búsqueda existencial? ¿Existe esa búsqueda? ¿Nos interesa? ¿Tenemos un Dios personal? Quiero haceros libres, dijo Cristo. La libertad es inconcebible sin el dolor. La libertad sólo se conquista por el dolor.
¿Cuáles son los puntos en que deberíamos todos coincidir, independientemente de cuales sean las tendencias o ideologías de cada cual? ¿A qué invita todo el tiempo esta sociedad? La mayoría de los mortales duermen un sueño plácido, hasta que el maldito despertador les chirría en la oreja. Entonces, como autómatas, se disponen nuevamente a vivir un día igual que el anterior, con resignación, o con una resignada alegría apenas perceptible, pero muy pocas veces, con verdadero entusiasmo. Y así caminamos, un día y otro y otro más... ¿Es vital aprender a movernos en el presente? Las ventajas de vivir en el presente son infinitas. Viviendo sólo en presente, todos los días representan un nuevo nacimiento. Vivir el presente es olvidarse del tiempo, olvidarse del tiempo perdido y del que vendrá o está por venir. Mi desventaja es que yo no vivo en el presente, vivo adelantada o atrasada a los tiempos, y aquí sigo, en busca de mi tiempo perdido.
Los escritores iluminan o nublan nuestra mente. Yo no me considero escritora al uso, aunque creo que ya va siendo hora de poder colocarme esa etiqueta. Tarde o temprano, todos los escritores se convierten en cobayas de sus lectores y de los críticos expertos en análisis psicoanalítico. Literatura profunda. Literatura floja. Pensamiento débil. Pensamiento elevado. ¿Elevado? ¿Aleatorio? ¿Elevado a qué? ¿A la séptima potencia? ¿Adónde nos conduce un pensamiento elevado? ¿Quizás al Teorema de Fermat? Para los no entendidos, decir que el Teorema de Fermat, es un sucedáneo del Teorema de Pitágoras, pero en vez de elevado al cuadrado, elevado al cubo, a la tercera potencia, lo que lo hace mucho más complicado y enigmático en su resolución. ¡Qué genio el del autodidacta Fermat! De todo esto ya habló el malogrado escritor Stieg Larsson, en su fantástica trilogía Millenium, que ha sido leída por medio mundo y llevada a las pantallas de cine de medio mundo. ¿Os dáis cuenta de lo importante que es el número tres? Tercera potencia, trilogía... Aún así, prefiero el número siete.

Nota: Porque somos como somos aunque la gente siempre esté dispuesta a criticarlo todo. "Todos somos simples aficionados, la vida es tan corta que no da para más". Charles Chaplin.