martes, 26 de junio de 2012

La conducta y el propósito de la vida

Debemos ver las crisis, no como un peligro que nos amenaza, sino como una oportunidad para mejorar. Las personas que superan graves situaciones no se limitan a volver al nivel previo de normalidad, sino que experimentan cambios positivos. "Todas las crisis tienen dos elementos: peligro y oportunidad. Con independencia de la peligrosidad de la situación, en el corazón de cada crisis se esconde una gran oportunidad. "Abundantes beneficios esperan a quienes descubren el secreto de encontrar la oportunidad en la crisis". ANTIGUO PROVERBIO CHINO.
No debemos olvidar lo que decía san Juan de la Cruz: "buscad leyendo, y hallaréis meditando". Estas son las dos palancas de la cultura humana: el libro que nos abre a nuevas ideas; y la meditación de lo que leemos de la que poder sacar jugo y descubrir una nueva verdad.
¿Para qué quebrarnos tanto la cabeza buscando originalidad cuando ya está todo escrito y publicado? En 1693, en una iglesia católica de la ciudad norteamericana de Baltimore, se podía leer el siguiente manifiesto, que todos deberíamos meditar serenamente:

Sigue tu camino entre el ruido y las prisas,
pero no olvides que el silencio es paz.
Mientras puedas y sin bajar la cabeza,
sé amigo de todos.
Di tu verdad,
despacio para que todos la entiendan.
Escucha a los demás;
aunque te parezcan pesados o pocos inteligentes,
también tienen ellos algo que decir.
No te compares con los demás,
pues podrías resultar envanecido o amargado,
porque los otros siempre pueden ser mejores o peores que tú.
Alégrate de tus éxitos,
y no pierdas el sueño por tus fracasos.
Ama tu trabajo, por sencillo que sea;
es la riqueza concreta de un mundo de vaguedades.
Mira bien lo que haces, pues el mundo es engañoso,
pero no olvides que son muchas las buenas personas
que luchan por un ideal,
y que los héroes son más de los que piensas.
Sé sincero
y no finjas la amistad.
No trates el amor con cinismo,
puesto que, a pesar de los posibles desengaños,
el amor siempre renace como la hierba en el campo.
Convéncete de que no serás fuerte en un sólo día;
y no te dejes llevar por las quimeras,
que solo cansan y te arrinconan.
Más allá de cualquier austeridad,
sé bueno contigo mismo.
Tan hijo eres tú como los árboles y las estrellas.
Y aunque no lo creas
el universo avanza sin detenerse.
Ten paz con Dios,
y aunque trabajes en el ruido y la confusión
nunca pierdas la paz.
A pesar de las vilezas,
las dificultades y los sueños partidos
la vida es bella:
no lo olvides,
¡ y serás feliz!

 
Con el calor de este verano tan abrumador y asfixiante, se me están derritiendo las pocas neuronas que creo que me van quedando. No publicaré más hasta el mes de septiembre. Necesito desconectar de las nuevas tecnologías para fundirme con los sonidos de la Madre Naturaleza: el canto de los pájaros, el chirriar de las chicharras, el flotar de las libélulas en el aire, el croar de las ranas, el agua, el sol. 
Es nuestro deber mantener y recuperar la humanidad (o lo que quede de ella) frente a la tecnología. 
La filosofía y la literatura deben ser guías de lo que es valioso en la vida. Es necesario una reforma educativa para cambiar el estado del mundo. Cultivad vuestro espíritu en estos meses estivales. La vida y la conciencia poseen aspectos innegablemente espirituales (es decir, no materiales). Si descuidas, desconoces o niegas los aspectos espirituales de tu ser, no vivirás la vida con toda la plenitud posible. Todos tenemos la obligación de que esto no quede en buenas intenciones solamente.
"Hay un alma en el centro de la naturaleza, y sobre la voluntad de cada hombre (...) colócate en medio de la corriente de poder y sabiduría que anima a todos los que flotan, y serás impulsado sin esfuerzo hacia la verdad, lo correcto y una satisfacción plena". Ralph Waldo Emerson.
"He tratado a muchos pacientes, y no he visto ni uno, mayor de treinta años, cuyo problema, al final, no fuese encontrar una perspectiva espiritual de la vida".- Carl Jung, Entrevista en Time, 14 de febrero de 1955.

Fuentes literales (o de inspiración): ¿Qué nos falta para ser felices? de Enrique Miret Magdalena y Pregúntale a Platón, de Lou Marinoff. Algunos consideran estos libros como libros menores (llamados de autoayuda). Otros lo ven como libros que nos proponen un nuevo paradigma humano, un modo de pensar y vivir diferente y más saludable, para poder ponerlo en práctica en nuestras actividades diarias, para actuar externamente de una manera más solidaria. Me viene una reflexión más antes de acabar: ¿son todos los libros de autoayuda libros basura? Aunque algunos libros no estén entre mis favoritos, de todos podemos sacar algo, una pequeña enseñanza. Lo importante, en cualquier caso, es no perder el hábito de lectura jamás, siempre que nuestras facultades y sentidos nos lo permitan. Paradójicamente, las facultades hay que saber cuidarlas día a día, con disciplina y dedicación, para que así no acaben por deteriorarse con el paso del tiempo y nada mejor que la lectura para mantener hasta los cien años una mente sana, joven, fuerte y vital.