jueves, 14 de junio de 2012

Comme d´habitude

Cielo azul, despejado, con algunas golosas nubes blancas flotando dispersas.
¿Seré capaz de hacer un trabajo como éste? ¿Por qué no? Cuando alguien descubra que no soy capaz ya habré dominado la técnica. Aunque la mejor técnica, ya lo sabéis todos, es no tener técnica. Para escribir bien hay que estar dotados de un don especial, como si una luz interior te guiará en los pasos a seguir para saber dónde hay que dar puntadas en el teclado.
El aire que respiramos está contaminado de fracasos, frustración, futilidad... Nuestro mundo se está muriendo poco a poco, lleva años muriéndose. La evolución se ha estancado. Estoy harta de oír hablar del rescate a España y de la agonía de los países de la zona euro. ¡Hay que salvar la moneda común! Necesitamos más de un salvavidas que nos rescate de un posible naufragio. Ya no hay genios (intelectos) que nos devuelvan la esperanza: los genios han muerto. Necesitamos manos fuertes, cerebros superdotados, nuevos talentos dispuestos a entregar el alma y trabajar a destajo sin tener tiempo ni siquiera para respirar.
No sé por qué, pero hoy estoy perdiendo el ánimo positivo con el que me suelo levantar. ¿Cómo diablos va a sentarse una a escribir si no hay ni una buena noticia que nos alegre el día? Sólo nos queda disfrutar con una sencilla y buena comida y esperar a que un milagro se produzca. Lo malo es cuando no tienes hambre y en la boca del estómago se te forma con una bola que te impide ingerir ningún alimento. Como no nos queda más remedio que comer para vivir, siempre nos queda la solución de alimentarnos de cosas suaves y ligeras. El chocolate nunca debe faltar en cualquier tipo de dieta. ¿Qué sería de nuestro día a día sin un trozo de chocolate negro? O un poco de queso con miel. ¡Delicioso! Comer es una necesidad, cierto. Las necesidades son una molestia, cierto también. A no ser que la necesidad sea también una pasión sin la que no puedas vivir. 
Ayer estuve deambulando una hora por las calles de mi ciudad hasta llegar al sitio donde tenía pensado ir. Me metí en una sala en penumbras junto a otros participantes a hacer un curso de relajación mental. Me tumbé en una colchoneta y me dispuse a seguir las instrucciones de las dos guías. De relajación nada de nada, salí más tensa de lo que entré. Una fina tortura autoimpuesta. Una hora de relajación que se me hizo eterna. Me dolía la espalda de estar tumbada en ese tipo de colchonetas que usan para hacer yoga y pilates o para la preparación al parto (nuevas modas). Y el olor de esa sala con tanta gente por allí tirada en el suelo... ¡Qué horror de “meditación transcendental"! Más que calmar tu ansiedad, aquel tipo de ejercicio lo que hace es triplicarla. Los nervios de punta. Ahí os quedáis queridos meditadores de colchonetas. Una y no más.
Me relajo mucho más en una sala de cine interactuando con los personajes de la película, o en una sala de concierto de música clásica o, simplemente, escribiendo un montón de majaderías en mi bloc de notas, con la cabeza ocupada en mil ideas.
Disciplina y nada más. He aquí el truco para conseguir todo lo que te propongas en la vida. ¿La felicidad personal se encuentra a través de la disciplina? ¿Es la inteligencia cuestión de disciplina? Tal vez sí. No hay más felicidad que la disciplina.
Necesito sentirme sola en mi libertad disciplinada. Meditar sobre mi disciplina y libertad. Nadie dirige mi energía. Mi mente siempre está alerta a los cambios. Mis pensamientos se despliegan y se pliegan. ¿Tiene alguna finalidad darle vueltas a todo en la cabeza?

Nota: ¿Cómo saber lo que es esencial en la vida? El cambio está llegando. El cambio viene a pequeños pasos. Ya falta muy poco para ver los resultados de ese cambio. ¿Publicar un libro?
Ver lo falso como falso y lo verdadero como verdadero. Ver también lo falso de la verdad y la verdad de lo falso. 

Fuente textual o de inspiración: A.
A.  Maslow, J. Krishnamurti y H. Miller.