viernes, 30 de septiembre de 2022

Andrómeda

Hoy me desperté con el estruendoso piar de un montón de pájaros alborotados. Quizás León (mi gato) ha abierto la puerta de la cocina que da acceso a un patio trasero donde anidan palomas y otro tipo de aves diferentes y de ahí todo el revuelo montado. En cuanto los pájaros guindan al gato, alzan el vuelo para posarse en los tejados colindantes a suficiente distancia de este pequeño depredador casero que casi nunca trae ninguna presa apresada (siempre sale al exterior bien alimentado). Sigiloso se mueve por los alrededores o baja al jardín de afuera a afilar sus garras contra el tronco de un árbol, llamado paraíso, y así marcar su pequeño territorio.

Hoy mi pensamiento está en otro lugar, cercano pero lejos, un lugar familiar, al que añoro y al que espero regresar algún día pronto. Con mi mente en otro mundo, en este momento, me es imposible escribir nada.

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Aún me da tiempo a dejar algo más por aquí y darle a la flecha. Son las 23:17 queda poco para que acabe otro viernes más de mi vida. El de hoy ha sido un viernes muy... Un viernes casi para olvidar. Para sorprender tienes que desconocer de lo que vas a escribir. Y yo hoy no sé de qué escribir. Mi mente se ha quedado seca, mis ideas hoy deben orbitar por otras galaxias distintas a esta que habitamos, la vía láctea. Quizás las ideas hoy hayan viajado a la velocidad de la luz para darse una vuelta por la galaxia más cercana a la nuestra, Andrómeda, la más bella de todas las galaxias. Tardaría en un vuelo intergaláctico normal, unos dos millones y medio de años en llegar hasta Andrómeda y traer mi particular mundo de las ideas de vuelta. Mucho tiempo. ¿Debo dejar que mis ideas se queden allí para así adoptar otras más terráqueas? No, mejor me subo en mi nave del tiempo y me voy a la búsqueda de mis ilusiones a la brillante Andrómeda. 

Imagen: Wikipedia 

Nota: La nave del tiempo funcionó a la perfección. Me subí y puse rumbo hasta Andrómeda. Después de una breve visita a tan bella galaxia, ya estoy de vuelta. Un viaje rápido, lleno de magia y espectacular. Estoy deseando volver de nuevo. Ahora necesito descansar. Como la tierra de labranza, también yo necesito mi descanso para dar buenas cosechas en abundancia y poder seguir escribiendo a diario aunque solo sean unas cuantas palabras y no más.


jueves, 29 de septiembre de 2022

Aroma otoñal

León duerme sobre el reposacabezas de mi sillón orejero. Son las 22:36 de la noche. Me quedaré un rato así, en silencio, oyendo los relajantes ronquidos de mi gato antes de irme a la cama. Hoy es hoy y mañana será mañana y, ya casi por hoy, es todo. Poco es mucho y mucho es poco. 

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El único hombre que no se equivoca es el que no hace nada".- Goethe. Pues entonces, vamos al lío, aunque nos equivoquemos en el empeño. De momento, la idea que tengo en mente en cuanto a todo lo que llevo escrito en este blog, es reservada. Ya es jueves.

Hoy he almorzado más tarde de lo habitual. Una agradable y breve visita con la que siempre es un placer conversar ha hecho acto de presencia sin esperarla. Tratar con algunas personas y mantener puntos de vista muy similares en casi todo y sobre temas variopintos, hoy en día, es casi un milagro. Después de picotear algo y de la despedida, me quedé asiestesada (nueva palabra para añadir a la RAE_Registro de la Propiedad Intelectual, 29/10/22 _ Hora 16:16).

Para despejarme necesito un café, aunque tanto café me tiene el corazón un poco arrítmico. El café descafeinado no me gusta nada. Quizás una infusión me vendría mejor. Sí, hoy voy a cambiar el café por una infusión de menta-poleo o manzanilla con anís. O mejor un té verde, que tiene muchas propiedades saludables. En casa, cuando llega la época de frío, no faltan las infusiones con unas gotas de limón y miel.

Imagen de archivo

Abro una de las pequeñas ventanas del cierre de cristal para que entre aire fresco. El cielo está encapotado. Un señor pasa alegremente silbando. Algunos pajarillos que anidan en los naranjos de la plaza, gorgotean animados quizás por el agudo silbido del transeúnte, notas que se diluyen en el aire hasta desaparecer. 

Imagen de archivo 

Ahora son unos perros los que se escuchan ladrar a lo lejos. Es hora de sacar a las mascotas a pasear. La ventaja de tener un gato es precisamente esa, no tienes que sacarlo a pasear por costumbre o por obligación.

No hace tanto tiempo atrás, en días nublados de un gris muy oscuro, días que parecían traer fuertes tormentas y agua con diluvio, solíamos tener en casa algunas velas por si se iba la luz. Hoy día con los nuevos celulares con linterna aplicada ya no no es necesario llevar a cabo el ritual antiguo de buscar una vela y una caja de cerillas y encender unas velas cuando había un apagón de luz que nos dejaba a todo el pueblo en la más absoluta oscuridad. Antiguamente a la luz de las velas se le otorgaban propiedades casi mágicas. Se está perdiendo la costumbres de antaño. ¿Cómo va a ser igual la luz de una vela que la de una linterna de móvil? Como dice el filósofo coreano Byung-Chul Han: “El smartphone sustituye hoy a la sala de tortura".

El estilo oriental es toda una filosofía de vida en la que no faltan inciensos y velas aromáticas hechas de materiales naturales y nobles: bambú, cedro, piedra, mimbre, seda... Y también, el color verde, que representa a la naturaleza, simbolizado en maceteros con plantas o bonsáis  situados en espacios con mucha luz. Un espacio aromatizado que invita a relajarte.

Cada día más fiel a todo lo que nos trae oriente en sus maletas. 

Edito: Llueve. Comienza a llover. 21:11





miércoles, 28 de septiembre de 2022

El tiempo vuela

Faltan apenas tres minutos para las 11 de la noche. Todo está en silencio. Las calles vacías. No pasan coches, acaso alguno aislado que circula rápido dando la sensación de ir tarde a donde quiera que se dirija. Tal vez, ese/a conductor/a, va camino de vuelta a su hogar después de salir a visitar a algún familiar o alguna amistad. Se está perdiendo la sana costumbre de las visitas. La reglas que hemos tenido que adoptar durante la pandemia nos han vuelto más fríos e intolerantes los unos con los otros, nos han vuelto más impasibles a todo. Normas pandémicas impuestas que después de muchos días cumpliéndolas a rajatabla, las hemos convertido en hábitos, que ahora nos cuesta revertir. El aislamiento nos ha afectado en la vuelta a las costumbres sociales. Ya no se saluda como antes. Nos acercamos al prójimo como con miedo. Nos hemos acostumbrado a vivir inmersos en nuestro mundo particular y ahora hasta nos pone de mal humor que alguien nos moleste. Todos tenemos ocupaciones que atender y ya no estamos para nadie, a veces, ni para nosotros mismos. No, yo no veo una vuelta a la normalidad como tal. La pandemia nos ha vuelto seres extraños (algunos ya lo éramos). Un hecho histórico que nadie se imaginaba que podría pasar, y que restando la gravedad de la situación, como fue la distancia de nuestros seres más queridos o las pérdidas humanas habidas que han destrozado a tantas familias, algunos hasta “hemos agradecido" (entre comillas) el poder pasar un tiempo aislados envueltos en el silencio y alejados del mundanal ruido cotidiano en el que volvemos a estar inmersos con el regreso a “la normalidad".

Recuerdo al principio de la pandemia, cuando nos confinaron a todos, que no paraban de circular a través de la Red, miles de millones de mensajes de texto, fotos o vídeos graciosos de toda clase. Las aplicaciones de mensajería instantánea no sé cómo no llegaban a colapsarse un día sí y al otro también. Ante la falta de información real de lo que estaba sucediendo, circulaban chistes de ésto y de lo otro, para así poder pasar mejor el rato encerrados en casa intentando disimular del miedo que todos sentíamos ante algo tan desconocido. La risoterapia actuaba de calmante para muchos. Otros muchos salían al balcón o terrazas de sus casas a aplaudir a los sanitarios (¡algo había que hacer para no perder la conexión con el mundo!). Por la calle se veía el temor en los ojos de la gente que te miraban con recelo guardando la distancia de seguridad para evitar los temidos contagios. Esa tensión acumulada de lo vivido y de no querer enfermar para no enfermar a su vez a nadie más cercano, especialmente si ese alguien era una persona de las consideradas vulnerables, con factores de riesgo alto, todo ello, hizo que esos primeros comienzos de pandemia, fueron muy traumáticos para todos. Lo vivido en los hospitales fue mucho más que un película de terror. Pero...¿Y ahora casi tres años después, qué? Hemos pasado de la mucha protección y cuidado personal y preocupación por los demás para que no se contagien, a todo lo opuesto, a pasar de todo olímpicamente, a no usar mascarillas nunca, a no respetar ninguna distancia de seguridad, a no llamar al prójimo para saber cómo está, si necesita algo. Incluso los mensajes por móviles han dejado de circular, nos hemos quedado todos mudos de cansancio. Una de las secuelas que nos ha dejado la pandemia es esa: el cansancio, hecho que evidencia que más que menos o menos que más, vivimos inmersos en un trauma que aún tardaremos mucho tiempo en olvidar. Un suceso de este calibre no se puede olvidar de la noche a la mañana. Es cierto que todos podemos tener una mentalidad fuerte para superar todo tipo de avatares en la vida (genéticamente estamos preparados para hacer frente a cualquier catástrofe que ocurra a cualquier nivel), pero eso no quita, para que seamos personas sensibles al hecho acaecido y para que tardemos en alcanzar la llamada “normalidad" que todos quieren y ansían con rapidez.

Ahora bien, ¿de verdad queremos una vuelta a la normalidad como la que teníamos antes? ¿O esta pandemia nos ha servido para concienciarnos de que muchos cambios son necesarios, ahora más que nunca, para que nunca vuelva a pasar algo así en el mundo entero? 

(Si tomamos el concepto de “normalidad" como todo lo que es sinónimo de “convencional", de aquello que no se salga de lo común, es decir, como todo eso que hay ahí afuera y que vemos a diario, entonces, yo no, gracias, yo prefiero vivir al margen de la “normalidad").

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Son las 5:55 a.m. Ya se va notando el cambio de estación. Pronto tendremos que ajustar nuestros relojes al horario del meridiano Greenwich o GMT (Greenwich Meridian Time). Se acabaron las noches veraniegas de cielos transparentes y brillantes como los que pintó Van Gogh. Muy pronto a las 7 de la tarde ya será de noche. Las tardes “se acortarán"; la gente encenderá las estufas de sus hogares y harán una vida más familiar. Los trabajos de invierno se activarán y, los de época de verano, cerrarán sus puertas hasta la próxima temporada, y el ciclo de la vida continuará. ¿Nos volveremos a vacunar para pasar un otoño-invierno lo mejor que podamos, evitando los temidos resfriados y gripes diversas? Con la llegada del frío, aún no está claro si tendremos que ponernos mascarilla obligatoria otra vez o no. Sería muy recomendable acostumbrarnos a su uso. Además, en invierno, es más fácil de llevar, no incómoda tanto, como cuando estamos en verano, y el calor te asfixia. Incluso se agradece en los días de mucho frío llevar la nariz tapada para que no se te ponga helada y comience a gotear. Eso es precisamente lo que hay que prevenir. Ya veremos, lo que nos dicen los políticos y técnicos sanitarios al respecto del uso o no uso de la mascarilla. Por lógica, la deberíamos de llevar de nuevo otra vez, lo mismo que nos deberían inmunizar de nuevo con las vacunas de rigor que sean de efecto limitado en el tiempo, a pesar del cansancio ante tanto pinchazo.

Nota: Lo único positivo de esta pandemia, es que mientras los humanos estuvimos encerrados en casa cumpliendo con lo ordenado por las autoridades, la vida en el exterior, floreció. Y lo hizo como nunca se había visto y oído antes. Y ese recuerdo, nunca lo olvidaré.

Imagen de archivo.
Ave pequeña parecida a la familia del gorrión.


martes, 27 de septiembre de 2022

Parábolas

Son las 23:18h. Antes de irme a la cama, me tomo un kéfir con miel y semillas de Chía. ¡Delicioso!

¿De qué escribiré mañana? Ni idea aún. Lo consultaré con la almohada un ratito antes de quedarme dormida. Mañana volveré por aquí si Dios quiere. Porque Dios no sabemos si existe o no, pero ante la duda, digamos que existe. (“"). Incluso la ciencia es incapaz de contradecir tal afirmación. La ciencia duda al respecto, y la duda es la forma más alta de inteligencia. Dios y el papel de las religiones en el mundo es un tema aparte. Por cierto, nada tan vibrante para leer como la vida de Jesús de Nazaret. ¿Por qué los que se dicen creyentes apuestan más por una vida en comunión con la Iglesia y toda la parafernalia que se monta a su alrededor que con el mismo Dios? ¿Por qué si os consideráis creyentes no leéis sobre la vida de Jesús de Nazaret y os empapáis de su historia y de sus enseñanzas? Real o de ficción es una de las biografías más apasionantes que puedas tener entre tus manos.

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Ya es de día. Cielo despejado, 12°C. Siguiendo con el relato de anoche, hoy me voy a detener en un Hombre de Historia. Un Hombre sin pasado, presente o futuro. Un Hombre que ocupa el tiempo entero y el espacio infinito. Un Hombre al que nadie mira, a no ser que lo necesiten para obrar uno de sus milagros. Un Hombre al que han pintado y esculpido artistas de todos los tiempos con un rostro bello, atlético, bien proporcionado. Un Hombre sabio que habló del bien y el mal utilizando parábolas que pocos entienden. (Si lo entendieran, no acudirían a venerarlo a los templos, “centros corruptos del poder terrenal". “Sectas" permitidas por el poder laico que actúa en sintonía con el poder eclesiástico.“El poder corrompe". Más que corromper, envilece y atonta al personal).

Pero, ¿cuántos beben hoy día de las fuentes del Evangelio hecha parábolas? A diario nos encontramos infinitud de parábolas de la vida cotidiana, de la vida real, y es de estas fuentes (o parábolas) con forma cónica, de las que disfrutan la mayoría de los mortales.













Nota: Me quedo con un ejemplo de parábola del maestro Borges: “No he enseñado el amor de tal texto, de tal otro: he enseñado a mis estudiantes a que quieran la literatura, a que vean en la literatura una forma de felicidad".

Final: “Cuando bebas agua, recuerda la fuente".- Proverbio chino. 






lunes, 26 de septiembre de 2022

Sin dogmas, con dudas

El canto de los gallos se escucha a lo lejos. Un nuevo día nos saluda. El nublado del cielo apenas dejaba ver unos tímidos rayos de sol amarillo pálido tapados por grandes nubes grises. Hoy corría un airecillo frío (el primero del otoño) que te helaba los brazos. Como aún no estamos acostumbrados a llevar ropa de más abrigo (ni nos ha dado tiempo al cambio), los más osados hemos salido al exterior, a la calle, aguantando una temperatura térmica inferior a lo que el cuerpo humano requiere para sentirnos confortables. Lo peor es, que a pesar del cielo cubierto y gris del amanecer, la lluvia no aparece ni a la de tres. Es, por este motivo, que este fin de semana, los lugareños han procesionado una imagen religiosa muy tradicional y querida por las calles de la ciudad y, que según la leyenda, cuando se le implora con cánticos y rezos, puede hacer el milagro de regalarnos días de lluvia en abundancia. De momento, el milagro no se ha producido. Pero bueno, no seamos impacientes y demos unos días más a la Copatrona para que nos conceda esa gracia Divina de la lluvia. 

Otros pronósticos del tiempo, los proporciona el método de las cabañuelas, que al igual que pasa con las procesiones, también tiene sus fieles seguidores, creyentes y adeptos de la adivinación y milagros del futuro. Para el 2023, las cabañuelas dicen que tendremos más lluvia en toda la península. ¡Ojalá acierten! Los cabañuelistas son expertos “en leer el cielo", estando atentos a “las señales" de la naturaleza sobre todo en los meses de Enero y Agosto. Para sus predicciones tienen en cuenta la dirección y la fuerza del viento, las forma de las nubes, el comportamiento de los animales...

Estos dos sistemas, procesionar por las calles una imagen religiosa o el estudio de las cabañuelas,  son dos métodos de uso populares y tradicionales que nos han acompañado durante toda la historia, sin ninguna base científica, lógicamente.

Las cabañuelas es otra pseudociencia más, y como todas las pseudociencias, su valor real es nulo o casi nulo. Las procesiones son escenas mundanas que forman parte de la religiosidad popular y fe de los creyentes y cuyo valor es el que cada cual le quiera dar. Y contra eso, nada que objetar.

Las procesiones religiosas son actos muy vistosos para muchas personas y, el estudio de las cabañuelas también tiene mucho de vistosidad, debe ser esta la causa de que aún en estos tiempos modernos, todavía existan tantos seguidores de ambas propensiones.

“La desesperación lleva a mucha gente a hacer y a creer en cosas inauditas." Luego, a la hora de la verdad, en lugar de orar y mirar al cielo en busca de una señal, todos salen corriendo al encuentro de la vacuna salvadora que han creado en un tiempo récord miles de científicos trabajando sin tiempo que perder ni descanso para vivir. Y, al igual que ha pasado con la pandemia, el reverso del cambio climático solo se dará, si hacemos caso de lo que nos dice la ciencia.

Nota: “Por el amor de Dios, seamos más científicos".



domingo, 25 de septiembre de 2022

Central Park

Esta mañana me he tenido que desplazar bastante lejos de la zona donde vivo, para disfrutar de un cálido paseo de domingo en un hermoso parque con mucha arboleda, césped, jardines, bancos, palomas, dos amplias terrazas donde poder tomar algo, una gran fuente central...



have a dream...
Tengo un sueño: “Plantar" otro bonito parque-central en una de las plazas más emblemáticas del casco viejo donde poder pasear tranquilamente y disfrutar del canto de los pájaros, de sus jardines, bancos, fuentes, terrazas,  etc...( más un kiosko de prensa diseño antiguo, años 50-60 del siglo pasado). Sin modificar en esencia o la esencia de la plaza, solo habría que personalizarla, convirtiéndola en zona verde peatonal.

Óleo s/Lienzo 
Título: Central Park, 2022

El problema de los sueños es que muy pocos se cumplen. Y no por falta de imaginación, que de eso a algunos nos sobra. La dificultad de los sueños es que deben pasar por diversos estamentos superiores hasta que se aprueba un proyecto y se hace viable (visible), por más sencillo y loable que éste sea, o por más extravagante e imposible de realizar que parezca. Dicen que “los sueños son cosa de locos". Puede ser que sí, tal vez sea así. ¿No fue acaso la construcción de la Torre Eiffel el sueño de unos locos-geniales, de unos cuantos genios a los que seguramente tomaron por locos en su día? ¿Y la famosa casa Gaudí? ¿Y qué decir de tantas y tantas obras geniales, que fueron proyectadas y ejecutadas por mentes brillantes que fueron levantadas en su día haciendo realidad un sueño y, que gracias a esa realidad, hoy las pueden admirar y disfrutar a diario miles y miles de personas como fuentes de progreso e innovación de futuro?. La arquitectura es, sin duda, una gran carrera. ¡Ay, si no fuera por las complejas y farragosas matemáticas que hay que estudiar!... 
Mis sueños no dejan de ser una pura teoría muy simple contada a través de letras impresas (y de una pintura). Sólo se trata de un simple proyecto de un parque ajardinado y no de una gran obra arquitectónica descomunal. ¿Qué haría falta para poder realizarlo? Principalmente dos cosas muy básicas: ganas y buen gusto para hacerlo. Y secundario, vendría el tema de los presupuestos y el poner a todo el mundo de acuerdo para la ejecución del mismo. ¿O lo he dicho al revés? ¿Misión imposible?

Final: “La arquitectura es el punto de partida del que quiera llevar a la humanidad hacia un porvenir mejor".- Le Corbusier.




sábado, 24 de septiembre de 2022

Nueva era

Hoy he probado por primera vez el Ramen, una sopa japonesa deliciosa hecha con ingredientes naturales y en casa. Un plato muy completo que ha salido exquisito y exactamente igual que el original. Me gusta cocinar (aunque mi estilo sigue siendo muy español) y probar recetas de los diferentes confines del mundo. Los ingredientes que no encuentras en grandes superficies, los puedes pedir y comprar por correo electrónico a través de grandes compañías y, en unos cuantos días, a través de mensajería, los tienes en la puerta de tu domicilio. Esta es una de las muchas ventajas que tienen las nuevas tecnologías en la nueva era del siglo XXI. 

Antes de la sopa, como todos los sábados, he dado una vuelta a las macetas: quitar hojas secas, echar un poco de tierra nueva, trasplantar  y regar con unas gotitas de abono mezcladas en el agua. La jardinería es otra actividad maravillosa con la que disfrutar de tu tiempo libre. Te aporta muchos conocimientos y es muy relajante.

Después del almuerzo, llega la hora de las noticias. Un telediario más que te deja k.o. ante ciertas noticias (nunca hay que cerrar los ojos ante el dolor, ni el propio ni el ajeno).

Ya entrada la sobremesa, he revisionado la película “Náufrago", interpretada por Tom Hanks en uno de sus mejores papeles (un dramón con “un mensaje en una botella"). Fue éxito de taquilla junto a “Gladiator", otra gran película del año 2000 cuya banda sonora es una absoluta maravilla, lo mejor de la película, diría yo, sin equivocarme en absoluto.. En un post anterior dije que había dejado de ver cine en los años 90, salvo algunas excepciones, pues aquí van dos de ellas. Dos pelis muy comerciales, pero que resultan entretenidas para pasar el rato.

Nota: No todos los momentos son aptos para ver una obra maestra del cine. Para visionar una obra maestra hay que buscar el momento adecuado para ello.

Final: Está noche pongo el punto y final con una foto de dos hombres, rivales en el juego y amigos en la vida, llorando cogidos de la mano (dos grandes del tenis). Para muchos, esta foto les parecerá chistosa, de risa. Para otros, ésta es una foto con un claro mensaje de esperanza: estamos metidos en una nueva era y vienen cambios que serán muy bien recibidos por gente que evoluciona mentalmente, gente de bien.





viernes, 23 de septiembre de 2022

Sincronía

Fin de semana. Los repartidores de bebidas aparcan en zona reservada a tal cometido descargando mercancía para los bares de la plaza. Como aún acompaña el buen tiempo, esta noche la plaza será un hervidero de gente bebiendo y consumiendo tapas y raciones. 

Otros, seguimos a lo nuestro con lo que nos apasiona. Porque la vida es eso, pasar el tiempo deteniéndolo, sin mirar el reloj. Y si unos, “los divertidos", prefieren detener su tiempo en los bares de la plaza conversando amigablemente durante horas y horas (actitud muy loable), otros, “los aburridos", preferimos sumergirnos en nuestras investigaciones quedándonos absortos ante lecturas de alto nivel.

La tarde transcurre como cualquier otra. Tanteando esta palabra o aquella otra, dejando una frase que te llega sin esperarla y a la que le das la bienvenida. No eres tú la que lee los pensamientos de los libros, es el mismo libro escrito el que lee tus pensamientos. Es como si existiera una conexión especial entre el autor y tú. Telepatía. O extrañas sincronicidades que no puedes explicarte. ¿Por qué elegí abrir hoy este libro y no el de al lado? ¿Por qué leer este artículo y no aquel otro? ¿Por qué mi pensamiento me lleva a buscar en el buscador ciertos conceptos que me atraen a primera vista? ¿Quién puso esa relación de palabras en mi mente y por qué? Todo es un misterio. Y es, a través, de estos misterios inexplicables como se va escribiendo este blog. 


En este punto hago un receso, para puntualizar una curiosidad que no puedo dejar escapar. Hablando de sincronicidades, no sé porqué he dejado un momento de escribir el blog,  guardándolo en borrador, para irme a leer un artículo de Nueva Tribuna, que me llama la atención y que se titula “Psicología cuántica". En este artículo, su autor, J.A.G.R, nos hace un relato de los problemas más acuciantes de la realidad, también menciona a Jean Luc Godart y, mientras prosigue su relato (que recomiendo leer), llega al momento en que “percibe de forma muy vívida la sincronicidad de Jung. La sincronicidad no es más que la visualización del nexo invisible que nos une con el universo. En realidad, podemos sentirnos solos, pero nunca estamos solos de verdad. Todos formamos parte de todos. Dicho concepto se llama inconsciente colectivo”.

Personalmente, vivo muchas sincronicidades casi a diario. Hechos inesperados que te sorprenden y que crees son cosa de magia (¡No puede ser!). ¿O es solo una simple casualidad que estando escribiendo yo misma del tema de la sincronicidad me salga en la página principal de Google un artículo que habla precisamente de lo mismo, publicado con fecha de hoy, y que he abierto inmediatamente al leer el título del mismo sin saber bien lo que me iba a encontrar?

Lo mismo pasa, si mientras escribes una novela o relato corto, va saliendo una trama argumental que, a lo mejor, ni te habías planteado conducirla por ese camino, si no por otro distinto (en mi caso, cuando escribo, no me planteo ningún camino, el camino sale solo y es el que sigo). Como digo, son estos pequeños fenómenos inexplicables llamados sincronicidades con el más allá o esos nexos invisibles que aparecen de la nada, los que te dictan de forma automática lo que tienes que escribir o te conducen a una búsqueda exacta de lo que necesitas para desarrollar un tema. No hay más truco del almendruco que éste: hacer caso de los dictados de esa vocecita interior que nos va hablando mientras escribimos el desarrollo de lo no-planteado, de lo que nos llega por intuición o azar. Como veis, el texto (este mismo texto, por ejemplo) va creciendo de forma espontánea y casi sin esfuerzo. En el caso, de una novela (ficción), el resultado del proceso creativo puede ser mucho más divertido, pues las situaciones y los diálogos, a veces, en ocasiones, son tan disparatados que puedes escribir tres horas seguidas casi sin darte cuenta. Los diálogos más serios son igualmente llamativos e interesantes, por lo que es difícil cortar el proceso cuando estás en pleno auge creativo. Lo fascinante de poder imaginar mil situaciones diferentes para tu libro y darle la forma que tú desees hasta ver “el punto y final" (con ayuda o sin ayuda de las mencionadas sincronicidades), eso es lo que te ofrece el inmenso poder de la literatura. Ya dije en otra entrada, que escribir es como una droga sin la que no puedes pasar. Es un proceso que te engancha y te aporta una felicidad que carece de nombre propio, una felicidad anónima y muy personal.

Final: “En las culturas chamánicas, las sincronicidades se reconocen como señales de que estás en el CAMINO CORRECTO".- Daniel Pinchbeck.

jueves, 22 de septiembre de 2022

Mi propia universidad

Dice el autor Alan Watts en sus MEMORIAS: “Ninguna persona que supiera leer, curiosa e imaginativa, debería ir a la universidad, a menos que precisara un título de médico, abogado o profesor, o de un instrumental científico pesado y costoso que no pudiera adquirir por sí mismo, como un ciclotrón, por ejemplo”. Pues bien, de eso se trata, cuando se trata de escribir, de crearte tu propia universidad que te haga ser un verdadero sabio o eso que algunos llaman un intelectual a la altura de Alan Watts.

Más ejemplos de eminentes escritores cuya sabiduría y aprendizaje la han conseguido ellos solos gracias a un desmesurado don, basado en una inmensa curiosidad por aprender de todo y de todos, por voluntad propia, sin imposiciones de fuera, son: Marx Twain, Muriel Spark, Charles Dickens, Tobías Wolff, Doris Leasing, Ray Bradbury, Truman Capote, William Faulkner, Octavio Paz, George Bernard Shaw, H.G.Well, Harper Lee, Borges, Knut Hamsun, Steinbeck, Cela, Saramago, H. Hesse, Henry Miller, Susan Valadon, Charlotte Perkins, Conrad, Juan Rulfo, etc... Algunos de los citados galardonados con el Nobel de Literatura.

Ninguna carrera universitaria sirve a los propósitos de un buen escritor. Los escritores no se forman en una universidad ni los cursos de literatura creativa van a enseñar a nadie a escribir bien (esos cursos son una pamplina no apta para “mentes innovadoras") <<Un/a buen/a escritor/a se hace solo/a, sin necesidad de estudios o credenciales que lo avalen. Un/a escritor/a tiene que ser tan original como un/a pintor/a o cualquier otro/a artista y, nadie puede ser original, si lo que hace (o aprende) lo hace (o aprende) en un aula rodeado de otros/as muchos/as que hacen lo mismo que él/ella. Si tu intención a la hora de crear es hacer lo mismo que otros, ahórrate el trabajo de tu creación>>.

Dicen que nadie puede aprender a escribir solo, a no ser que tengas un C.I. de 160 en adelante o seas un superdotado literario. Yo creo que, para escribir, sólo hace falta echarle ganas. Los conocimientos gramaticales y ortográficos te vienen dados desde pequeños, te los enseñan en la más tierna infancia cuando tu cerebro está más receptivo (de ahí que no se olviden nunca en la vida). Los que no tengan esos conocimientos básicos (porque no han podido recibir unos estudios o no han querido estudiar) tienen dos opciones: o los adquieren de motu propio, (<<Más vale tarde que nunca>>) o, en caso contrario, mejor que se dediquen a otra cosa diferente, porque escribir, se puede escribir con alguna falta de ortografía (y no pasa nada por eso), pero un buen escritor debe tener cierto nivel, conocimientos y cultura general para poder ejercer como tal.

Recuerdo lo aburrida que me resultó la escuela y el instituto después. Era insoportable  el rollo oficial que te soltaban los profesores, unos monólogos con los que te aburrías soberanamente y de los que aprendías muy poco o nada. La universidad más de lo mismo, por eso abandoné aquella tediosa carrera que era un tostón y que no me gustaba nada. Gracias a todos estos desajustes vitales fue como me hice lectora de todo lo que caía en mis manos y hasta el día de hoy que sigo aprendiendo a diario con pasión y por vocación. Por ello, siempre seré fiel defensora de la educación autodidacta.

Mi padre fue un gran lector y un gran inventor, autodidacta, con varias patentes en su haber que revolucionaron el mundo de la producción del aceite de oliva. Compraba muchos libros: enciclopedias, los clásicos literarios, autores más actuales, colecciones, revistas especializadas... Toda mi casa estaba llena de libros, afición que seguimos después sus hijos, adquiriendo muchos más. Mi universidad es una amplia biblioteca. Si a una universidad se va a aprender, nada mejor que los libros que se leen a lo largo de toda una vida, como soporte esencial para ello. 


La lista de autodidactas notables (famosos) que ejercieron oficios, donde la creatividad es fuente primordial para realizar un trabajo determinado, es interminable: (Artistas y escritores / Actores, músicos y otros artistas / Arquitectos, ingenieros e inventores / Científicos, historiadores y educadores/ Otros ). Formados en bibliotecas desde tiempos inmemoriales, o gracias a la Red, los modernos autodidactas 3.0, el conocimiento, sin duda, es infinito. ¡Feliz búsqueda!




miércoles, 21 de septiembre de 2022

Ya es mañana. Otoño.

 

Antes de quedarme dormida, me gustaría dejar escrito el boceto para mañana. Como sospecho que va a llover en unas horas y la lluvia me encanta, sé, intuyo, que hoy que ya es mañana, va a salir de aquí un texto medianamente legible (con eso me conformo). Es tarde y los ojos se me cierran cada vez con más frecuencia, a cada instante, lentamente. Intento mantenerlos abiertos para dar el punto y final al día de hoy. Dentro de unos minutos ya estaré dormida profundamente. Cada vez tengo más sueño, un sueño pesado que es imposible controlar. En mi entresueño, se me viene a la mente imágenes de la gente a la que echo mucho de menos. Pido a Dios que cuide de todos ellos, de todos nosotros.

Ha llegado el momento de decir, ¡Hasta mañana! ¿O le doy a publicar ahora que ya es mañana?

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Siendo el mismo día de ayer, pero más tarde, os doy los buenos días. Continúo por donde lo dejé ayer, es decir, hoy. Anoche me quedé dormida en el sillón hasta primeras horas de la madrugada. 

Ahora son cerca de las 9 a.m. Comienza a llover. El pronóstico se ha cumplido. El sonido de la lluvia aporta tranquilidad y armonía, dos estados perfectos y un tiempo ideal para escribir contemplando las gotas de lluvia escurrirse a través del cristal cual arroyuelos ladera abajo. ¡Bienvenido otoño!


El otoño es la estación de la melancolía (mi estación predilecta). ¡Cómo me gusta mirar el cielo en los días de lluvia! Sin duda, hemos tenido un buen comienzo de otoño. Sin embargo, me parece que escribir sobre el otoño, en cierto sentido, es una pérdida de tiempo. El otoño no es una estación para escribirla; el otoño es una estación para observarla, una estación para pisarla y escuchar el crujir de sus hojas ocres anaranjadas bajo tus pies (mantos de hojas que se sueltan de “la savia-rama" que los alimenta para tapizar el suelo aportando nutrientes, y de este modo, continuar con el ciclo biológico de la vida). El otoño es una estación para decorarla, para pintarla, para vivirla. Pero bueno, no quiero condicionar a nadie para que ame el otoño más que el verano o que a la primavera o el invierno. Si obligas a alguien a poner interés en algo, casi con toda seguridad, ese algo pierda todo su interés. Por lo tanto, que cada cual elija como más interesante o de su interés la estación del año que estime más conveniente (sin egoísmos, con convencimiento, en consideración, siempre).

Nota: Elijo el otoño por sus colores ocres-anaranjados y porque el otoño es un refugio para volver a empezar, y también, para continuar con lo ya comenzado.




 

martes, 20 de septiembre de 2022

Arte urbano

6:06 a. m. Un haz de luz artificial se proyecta en mi cara; se trata de mi reloj inteligente que se conecta con el celular de mi muñeca y que casi nunca me da por mirar a no ser que vibre. Me despierto, abro el balcón y echo un vistazo al exterior. La ciudad avanza a un nuevo día muy lentamente. Pocos coches aún. Las farolas esperan encendidas la llegada del sol.



Un café rápido y me voy directa a la ducha. Me visto de manera informal-formal y salgo a la calle para ir al C de S acompañando a m. h. Ch. Acabada la visita prevista, salimos para ir a desayunar al mejor café-bar de la ciudad (la gente va rápido de aquí para allá), una taberna moderna que ha sido decorada manteniendo la esencia de las antiguas tabernas literarias del siglo XIX, con interiores de madera y mármol blanco y cientos de fotos antiguas empapelando sus paredes. Es uno de esos lugares de paso que llamaría la atención de muchos escritores y artistas y que, seguramente, estarían encantados de poder ocupar una de sus mesas. Cuenta con una amplia terraza asombrillada para los días de sol y calor; en los días de frío, se colocan unas pequeñas carpas y se encienden una estufas con llama azul-anaranjada que dan al lugar un encanto aún más especial si cabe; los ciudadanos se concentran para tertuliar, beber y tapear en agradable compañía.El café-bar brinda una exquisita atención y rápido servicio. Son muchos los clientes que desayunan a diario en este lugar un delicioso café de máquina espumoso con una tostada con aceite de oliva de la tierra y tomate natural triturado y untado en el pan. El único “pero" que tiene, al menos a mí me lo parece, es la cantidad de tráfico que pasa a diario pegado a la terraza del café-bar. Algunos lugareños, a causa del runrún de los motores de los coches, o por propia idiosincrasia (algarabía), alzan aún más la voz para escucharse unos a otros, generando un ambiente demasiado estridente para los que amamos el silencio, la tranquilidad y las conversaciones en un tono más bajo, piano piano. 
Por error, o yo no sé por qué, casi todos los bares con terrazas al exterior de esta ciudad, colindan con calles muy transitadas de coches, por lo que el problema de la sonoridad se repite de lugar en lugar, sin solución alguna que lo remedie. Antes de llamar al camarero para pedir la cuenta, veo llegar a una chica joven subida en su patinete eléctrico; una pequeña escena, que me dio mucha alegría y cierta esperanza de futuro. ¡Qué distinta sería esta ciudad si se acotara el tráfico (solo coches reservados al servicio publico) y el conjunto de la población se animara a ir a pie (muy saludable) o a adquirir pequeños utilitarios eléctricos que no emiten emisiones de CO2 a la atmósfera y que no hacen ruido alguno, son tan silenciosos que ni los ves venir. Así pues, cansada de tanto martilleo en mis oídos, pago las consumiciones y pido un taxi para volver a casa, taxi que me deja en la misma puerta. Antes de entrar, decido dar una vuelta por el mercadillo, que no está muy lejos de de donde vivo y comprar algo de fruta y verdura de los huertos cercanos; productos frescos recién sacados de la tierra, una tierra abonada y cuidada por el hortelano o agricultor que saben hacer de su oficio un arte.

El mercadillo lo colocan en el casco viejo de la ciudad, en una bella plaza de forma oval cercada por preciosos edificios, entre ellos, la Casa Consistorial y la Iglesia d S.B. con su gran torre que alza la flecha de su veleta al cielo y que se ha convertido en uno de sus símbolos más representativos. El reloj de la torre da la hora a todos los habitantes, escuchándose sus campanas programadas por toda la ciudad.

De camino a casa paso por delante de la floristería de un amigo. Echo un vistazo rápido a su precioso escaparate. ¡Qué gusto tan exquisito tienes querido amigo! (pienso para mi misma). ¡Maravillosas flores! Hoy voy mal de tiempo, otro día me pasaré para comprarle plantas nuevas y flores de mil colores y así renovar algunas macetas que se han secado durante el verano. 

_¡Buenos días! ¡Cuánto tiempo si verte! ¿Cómo estáis todos?
_¡Buenos días! Estamos bien, Teresa. Vamos tirando. ¿Y vosotros, qué tal?
__Pues igual. Esto de la pandemia nos ha trastocado a todos un poco. Veo que ya vienes de vuelta del mercadillo. ¿Hay muchas cosas hoy? Yo llevo sin venir mucho tiempo, pero hoy me he animado a salir un rato de casa.
_En el mercadillo, más o menos lo de siempre, Teresa. 
_Pues entonces, voy a ver... ¡Ve con Dios hija!.
_Adiós Teresa. Me alegra mucho verte de nuevo.

Ya en casa, pequeños quehaceres domésticos me llaman. Mientras voy haciendo cosas por aquí y por allá, estoy pendiente de otras cosas más y así es como voy compaginando esto y aquello casi hasta llegar a la hora de almorzar. Entretanto hago anotaciones en un pequeña libreta que siempre llevo conmigo. 
Ya en la sobremesa, después de un breve dormitar, es cuando enciendo el Pc y empiezo a teclear durante dos o tres horas seguidas. Las tardes son más calmadas, el tráfico disminuye casi a la mitad. Ya mismo, los días se harán más cortos, y anochecerá antes (cambio de hora), y como consecuencia, el frío se hará notar, aunque en los últimos años los inviernos han sido muy templados (cambio climático). En meses próximos, tendré que cumplir con otras obligaciones diferentes, que me dejarán mucho menos tiempo para escribir en este blog. Bueno, siempre podré dedicarle algunas horas los fines de semana. Pero eso será ya un poco más adelante. 

Nota: mañana lo mismo tenemos que echar mano del paraguas.

Final: “La mayor parte de la gente en la ciudad corre tanto, que no tiene tiempo de mirar las flores. Quiero que las miren, lo quieran o no". Georgia O'Keeffe.

lunes, 19 de septiembre de 2022

Música para todos

 Lunes, 19-Sep.

Día marcado por el funeral de una Reina de Leyenda, Isabel II de Inglaterra. Todos los actos anunciados para tan señalado día están perfectamente medidos. El protocolo a seguir es sobrio y elegante. Asistencia numerosísima de dignatarios de países de todo el mundo. Un evento histórico que será seguido por millones de espectadores. 

Un día especial para mucha gente, sobre todo, para los británicos y casas reales europeas, y un día normal, para una inmensa mayoría de los mortales, que carecemos de sangre azul.

Así pues, cada cual a lo suyo. Ya escucharemos el himno inglés y las gaitas galesas, en honor a la Reina, después, en el telediario de la noche por la televisión.


Escribir bien o mal durante diez o quince minutos al día es algo que debería poner en práctica todo el mundo. Escribir es libertad, una libertad viva, una libertad que se siente. ¿Se puede ser totalmente libre? La literatura te da la oportunidad para ello. Ahora bien, ¿se atreve todo el mundo a vivir esa libertad y a ejercitarla? ¿La libertad da miedo? Yo no sabría vivir sin esta bendita libertad feliz que te dan las letras.

¿Toda libertad tiene límites? Depende de quien tengas en frente, de su grado de apertura mental hacia el mundo y su diversidad, de sus miedos o de sus no-miedos personales.

El almuerzo de hoy ha sido un cocido de fideos de garbanzos. Esto de los fideos hechos de garbanzos 100% naturales es un invento nuevo. En vez de ingerir el garbanzo redondo de toda la vida, te comes el fideo finito de garbanzo mucho más digerible. La misma comida pero en diferente formato. Un producto nuevo, los fideos de garbanzos, dejado en una zona del supermercado bien visible, a la altura de los ojos de una persona de más o menos mediana estatura, para que piques y lo eches a la cesta de la compra sin pensártelo dos veces (marketing). Pues bien, yo fui una de las que se vino para su casa con los fideos de garbanzos comprados.

Hay que elaborar comidas sin nada de sal. Lo predican los médicos y no se equivocan. Hay que acostumbrarse a lo simple (a lo simple y llano de la vida). Lo simple cuida de tu corazón. El corazón es una de las prendas más importantes que llevamos en nuestra maleta llamada cuerpo humano. Pasar de la comida con sal a la simple, no es fácil. Según estudios, el cerebro (otro de los órganos más valiosos de nuestra maleta) tarda en asimilar un nuevo hábito 21 días. Los hábitos se adquieren a base de la repetición constante en el tiempo. Lo de los 21, imagino que sólo es una estimación aproximada. Supongo que habrá personas que necesiten más tiempo y otras menos dependiendo de la complejidad del nuevo hábito. Según otro estudio muy interesante, del University Collage de Londres, concluye que en adquirir un hábito nuevo se tarda entre 28 y 254 días, y que la mayoría de las personas lo consiguen a los 66. Pasado el tiempo en que te haces al nuevo hábito, tu cerebro ya lo procesa automáticamente. (Información proporcionada por la Red). Si el nuevo hábito adquirido es un buen hábito y funciona, no lo dejes nunca (eso si, sin que te cree obsesión). 

Final: como bien escribe S. Pániker, no hablando del efecto de la sal de las comidas, sino de los efectos de lo ciertamente inobservable, dice ...“efectos que solo son válidos para uno mismo, pero que invitan a pensar, como he dicho tantas veces, que cada cual dispone de su propia música. Una música, a menudo, extraordinariamente disonante. / Una música que no todo el mundo consigue percibir".




domingo, 18 de septiembre de 2022

Mi público diario

Domingo, 7:07h.

_¿Vas a escribir también en domingo?

_Sí, incluso en domingo, voy a escribir. ¿Sabéis por qué? Porque escribir es vivir y mucho más.

Para algunos la vida en domingo puede pasar por salir a la naturaleza y recorrer 10 km por senderos sinuosos llenos de pequeños obstáculos que se deben sortear con maestría, o hacer piragüismo esquivando fascinantes remolinos de agua salvaje, o ver un montón de películas o series de TV en pijama, o visitar museos de arte, o ir a la Parroquia del barrio y saludar a los vecinos y conocidos, o sentarte en un café a desayunar o a tomar una cerveza, etc... Para otros, aún en domingo, la vida, principalmente, entre otras cosas, es escribir. Como el adicto a cualquier sustancia sin la que no puede pasar a diario, lo mismo pasa a quien gusta de este oficio tan antiguo.

Desde hace ya algún tiempo, me siento mayor para algunas de las actividades dominicales propuesta en el párrafo de arriba. No, no soy tan temeraria. Ahora que lo pienso, a lo mejor, no es una cuestión de edad o de temeridad, sino más bien de comodidad o de simplicidad. A lo máximo que llego es a dar largos paseos entre olivos y comer un arroz de campo (al aire libre, bajo la sombra de los árboles, cuando hace buen tiempo). Ahora estoy en un interludio. Pasado el verano, quedo a la espera de la entrada oficial del otoño-invierno para volver a disfrutar de los domingos en el campo. 

Ni aún estando en la mejor de las compañías, se me pasa el gusanillo de escribir, aunque solo sea un escueto y breve texto. Escribir es como cuando te enamoras apasionadamente de alguien o de algo, es una droga. Al principio es una ilusión desmesurada llena de romanticismo (como un cuento de hadas), luego todo se vuelve más calmado y es el período donde se producen numerosos altibajos o desencuentros (proceso de conocimiento y adaptación), hasta que, por fin, pasa a ser una pasión verdadera, mucho más dulce, estable y madura, que solo alcanzan a ver aquellos que han podido atravesar todas las etapas anteriores (de prueba) con éxito. Es entonces, cuando, definitivamente, no puedes vivir sin escribir. Es entonces, cuando acontece eso que algunos llaman una felicidad real. Alguien dijo que en lugar de felicidad (utopía), deberíamos llamarlo, momentos de alegría. Ambas palabras, me parecen acertadas.

Nota: “No encuentro otra manera de vivir tan apasionante como la de un escritor. Disfruto enormemente, me lo paso muy bien por eso no dejo de hacerlo. Escribir es muy difícil, pero para mí esa dificultad es placentera. Conozco a varios colegas que reconocen sufrir mucho mientras escriben, y siempre les digo lo mismo: que dejen de hacerlo. No se puede escribir desde el tormento sino desde la felicidad y el goce. Es mi manera de entender la profesión".- Amélie Nothomb.








sábado, 17 de septiembre de 2022

Saturday

La vida es cíclica. La vida es cambio. Porque cada día es diferente, cada día somos otros que ya no fuimos. Minuto a minuto vamos cambiando aunque nuestra percepción de ello no se haga totalmente consciente. Ahora ya no soy la de hace dos horas. Ahora estoy aquí escribiendo esta cosa tan rara que podría llamarse dietario, “un libro de bosquejos" como alguien alguna vez lo definió, o un collage de letras que bailan sin ton ni son... Sea lo que sea, hoy el texto se escribe solo, prácticamente de forma automática. Ni siquiera me parece intervenir en el proceso. Es mi mano la que se mueve a toda prisa pulsando una tecla tras otra, formado palabras, fabricando frases que no sé ni siquiera si tienen sentido (ni ello importa tampoco). 

Hoy me levanté a las 5 a.m. Si me desvelo, ya no me vuelvo a dormir, y no me gusta dar vueltas en la cama como un trompo. Hay que aprovechar cada minuto de tiempo que te regala vida. Me levanto intentando no hacer mucho ruido para no molestar. Al sonido del pitido de la cafetera, me sirvo el primer café del día. Con mi taza de café en la mano, camino sigilosamente hacia el salón para seguir con la lectura dejada la pasada medianoche. Leo hasta las 6 y media aproximadamente. Después, me vuelvo a acostar para ver si consigo coger de nuevo el sueño, al menos, hasta las 8, por algo es fin de semana. Siempre que puedo intento dormir las 7 horas diarias como aconsejan los expertos en salud para tener la mente clara y despejada (más horas no, nunca; menos si, a veces). Dormir, en verdad, es una pérdida de tiempo. Y es que hay tanto por aprender que ni mil vidas serían suficientes para abarcar todo nuestro intento por saber más y más. Es por este motivo, que en la vida, hay que ser selectivos. Cuando alcanzas cierta edad hay que tener bien claro cuáles son tus preferencias y cuáles no. Algunas apuestas, aunque deseadas, de momento, son irrealizables. Así pues, aquí estoy, en lo realizable del ahora, del aquí y ahora.

Salida por la mañana para hacer las compras de la semana y, ya de paso, una breve parada en el kiosko de la prensa. Casi sin darme cuenta, es casi la hora del almuerzo,  Hoy pollo teriyaki sobre cama de arroz blanco. La comida, muy buena.

Por la tarde... (La tarde me la salto).

Esperando que la jornada del sábado siga su curso sin tener que mirar el reloj, pienso ya en el casi bienvenido comienzo del otoño, la estación de los colores que nos inspiran. “El otoño es una segunda primavera, cuando cada hoja es una flor", Albert Camus.

Final: Termino esta nueva entrada, con la imagen de una gran filósofa y mística francesa, autora de una de las frases más espléndidas que he leído nunca: ⬇️





viernes, 16 de septiembre de 2022

Años sesenta

Los martes y viernes se nota más movimiento de gente por la calle. No sé por qué.

Hecho este brevísimo preámbulo, vayamos a otras cosas. “Hay genios sin estudios e idiotas con doctorado", desconozco el autor de la célebre frase pero aplaudo el acierto que tuvo al pensarla. Muestras de ello, las encontramos, por ejemplo, en lo que se denominó <<Nouvelle cuisine>>, cuyas creaciones resultaban verdaderas obras de arte. 

Foto: misanplas

En realidad, ningún genio que se precie de serlo, puede ir de la mano de reglas o normas de academia. Si así fuera, nunca llegaría a ese nivel superior de creación al alcance solo de unos pocos elegidos.

Y hablando de arte, hay un arte (el 7º), que estos días va a dar mucho que hablar. Un clásico que celebra su 70 edición. 

Imagen Google 

Más que las películas en sí, a la gente le entusiasma ver a las estrellas de cine, saludarlas, pedirles un garabato, hacerse unas fotos, y tan felices todos, público y estrellas. En un festival de cine, el jurado, como no, tiene un papel importante, a pesar de que el veredicto final pueda pasar sin pena ni gloria a los ojos del público asistente. No importa quien gane o pierda, el único objetivo de ser espectador y sentarte en una butaca delante de una pantalla gigante, es ver buen cine. ¿Se hace buen cine en la actualidad? Yo dejé de ver cine allá en la década de los 90 del siglo pasado. De aquel tiempo a esta parte, habré visto una o dos películas completas, no más, y a pesar de ello, me costó llegar hasta los títulos del final. A día de hoy, me interesa más ver algún documental o una buena serie por capítulos, cuya duración en el tiempo es menor que un largometraje al uso.

Y hablando de cine, recupero otra de las noticias de estos últimos días, como ha sido la muerte del cineasta Jean-Luc Godart a los 91 años de edad. Para Godart el cine no era arte, sino un misterio. Antes de rodar su primeras películas, fue crítico de cine ("cahiers du cinéma"), por lo que su sabiduría sobre la materia era absoluta. Icono de la Nouvelle vague, revolucionó la forma de hacer cine. Su genialidad no fue siempre bien comprendida. Sus películas, excepto la primera, eran difíciles de entender. Algo así, como “El Ulises" de Joyce. No soy experta en cine, aunque como cualquier otro arte, se puede ir conociendo sus particularidades si te pica un poquito la curiosidad por saber algo más. Es por ello, que me he puesto a investigar un ratito sobre Godart y sus obras maestras. Su carrera está repleta de títulos, que abarcan desde documentales, a guiones de TV y largometrajes. Como todos los genios no hacía películas para el gran público, sino sólo y exclusivamente para verdaderos amantes del séptimo arte. 

En cuanto a su carácter irascible, su ideología marcadamente de izquierdas, su altanería y, otras cosas por el estilo, que entran dentro del terreno personal del genial director, por ahí no entro. A las preguntas, que se le hacían en cualquier entrevista, Godart solía responder con una boutade: "Pero, seguramente, monsieur Godart, usted admitirá por lo menos que es necesario que las películas tengan un inicio, nudo y desenlace". "Desde luego", respondió Godart, "pero no necesariamente en ese orden" (extracto dejado en las redes por un tuitero y recogido por mí de un artículo del El País).

Para saber más de Godart, de su forma de hacer cine y de su gran obra maestra, su primera película "Al final de la escapada", recomiendo un vídeo de youtube  del director de cine Luis Aller que no tiene desperdicio y que resume muy bien la forma de trabajar del genio francés del séptimo arte (dejo un pantallazo por si a alguien le interesa).


Final: si algunos cineastas tienen mala prensa, a pesar de su indudable genialidad, imaginad lo que pueden decir de un escritor o cualquier persona creativa. Creo que los que se dedican a este oficio de imaginar lo inimaginable se llevan la palma en cuanto a críticas por metro cuadro lanzadas contra ellos y sus obras. Tener el don de saber con qué críticas quedarse y hacer oídos sordos de lo que no merece la pena prestar ni un poquito de atención es su mayor acierto.








jueves, 15 de septiembre de 2022

Mi tierra



¿Quién guarda la memoria de nuestro tiempo? ¿Dónde reconocer los vestigios de nuestro pasado? Solemnes edificios construidos en piedra molinaza, casas solariegas con preciosos patios de luz y color, calles empedradas repletas de recuerdos, fuentes antiguas derramando agua fresca y cristalina, farolas de hierro y forja de siglos pasados dando luz al pasear de los soñadores nocturnos; todo ello, y mucho más, simboliza la parte noble e ilustre de muchos pueblos y ciudades. Un patrimonio de enorme valor histórico que guarda entre sus piedras y rincones de diferentes épocas y estilos un gran marco cargado de un encanto especial y un sentido estético altamente desarrollado. Otros estilos y otras épocas que, en muchos sitios, se han perdido debido a las muchas modificaciones modernas y reformas arquitectónicas que dejan mucho que desear. Y es que lo que no se restaura conforme a origen, se estropea y se pierde, desapareciendo con ello lo más importante, su seña de identidad. Restaurar no es tapar lo antiguo con algo moderno y diferente. 

Si se quiere atraer a un turismo diverso y cultural, no hay que cambiar la ciudad, hay que recuperar las partes viejas para que luzcan como lo hacían en la antigüedad, lo que no quita para que se introduzcan nuevos elementos de vanguardia que hagan la vida más fácil a todos, residentes y allegados, creando muchas más zonas verdes y peatonales dotadas de mejor accesibilidad para personas con diferente funcionalidad, pero siempre, respetando en lo posible, lo que nos legaron nuestros antepasados; revitalizando calles y plazas con pequeñas tiendas y comercios donde sus gentes puedan adquirir cualquier género de calidad; conservando sus tabernas típicas sin modificarlas en exceso, lugares donde poder beber y tapear degustando los sabores de la tierra, recetas antiguas combinadas con otras de más actualidad; crear más espacios donde la cultura sea parte esencial de la comunidad.

Como he leído en algún sitio, para mantener la esencia del pasado no sólo es imprescindible el compromiso político, casi más que lo anterior, es vital que se adquiera conciencia social.

Como escribió Pániker, “Yo no creo en el progreso, sino en el retroprogreso. Creo en un progreso ambivalente que recoja, simultáneamente, la tradición y la renovación"

Otra posibilidad, es convertirnos en expertos utilitarios del comercio electrónico y de las altas tecnologías y dejar que el pasado pasado sea. 

Final: "El gran mito de nuestro tiempo es creer que la tecnología es comunicación".- Libby Larsen (compositor).



miércoles, 14 de septiembre de 2022

Maullido blanco

No temáis sobre lo que alguien como yo, amante de las letras, pueda decir o publicar en un blog, considerado como una especie de diario al uso que tampoco lo es. En mi vida personal, hay muchos apartados distintos de lo que por aquí escribo, hay muchas cláusulas de confidencialidad que debo respetar. Como el médico que escucha a su paciente, o el abogado a su cliente, quedando en todo momento obligados a guardar secreto profesional.

A lo lejos, oigo a un gato maullar (debe ser León). Me asomo al balcón, y ahí está, agazapado bajo el capó de un coche aparcado en la plaza, justo enfrente de la puerta de entrada (¿Cuándo transformarán está zona céntrica haciéndola peatonal?). León espera a que le abra para entrar a casa. Regresa de dar su paseo nocturno alrededor de la manzana. Acostumbra a irse de madrugada sobre las 5 a.m. No suele tardar en regresar. Señal de que se está haciendo mayor. Ahora son las 6 a.m., hora en la que me levanto y preparo un café para dar los buenos días a un nuevo día. Por suerte a esa hora aún no hay mucho tráfico circulando con el peligro que eso conlleva de atropello para León. Bajo a abrirle la puerta a mi gato que entra presuroso buscando su desayuno del día. Después de comer, llega la hora de su aseo personal al que dedica todo el tiempo que necesita hasta verse bien guapo. De día no sale. De día se queda en casa tumbado sobre su cojín favorito. Los días que no sale de noche, se sube a la cama y se acurruca en mis pies hasta el amanecer, luego se acerca hasta mi cara esperando a que yo abra un ojo y lo mire. Como a todos los gatos, a él también le gusta ser el centro de atención.

Mientras espero a que suba el café recién hecho a fuego lento en una cafetera italiana, le doy a León su pienso diario que echo en su plato favorito. También le lleno su cacharro del agua. Mientras mi gato desayuna, yo le doy los primeros sorbos a mi café; café que me sirvo en mi taza preferida (le tengo tanto cariño a esa taza, que incluso la pinté al óleo).

Mi gato me lo regalaron con apenas unos meses de vida. Para mí es el mejor regalo que me han hecho nunca. No sabría que hacer si algún día lo pierdo. A veces pone cara de gruñón, pero luego es manso como un corderito. Es blanco, de ojos azules. Es muy bonito. Como cualquier animal doméstico, se apega sobre todo a quien lo cría y a quien lo tiene atendido. Es parte de mí. Sin su mamá-humana, se ve indefenso y perdido. Siempre te busca y siempre te encuentra. Su instinto olfativo no falla. Si lo dejas solo en casa y tardas en volver, en cuanto escucha el cerrojo de la puerta abrirse, sale lanzado a darte la bienvenida, alzando como un signo de interrogación su hermosa cola con alegría. Una vez, ya te ha visto, y se ha rozado en tus piernas, dándote mimitos, como queriéndote decir "por fin estás aquí", mimitos que tú también le devuelves, se queda tranquilo y vuelve a su cojín. Creo que por aquí tengo una foto de León, mi gato;



La historia de los escritores y artistas de toda índole, pintores, músicos, cineastas, etc,... y su amor por los gatos viene de muy largo. 

Antes no había escritor que no se hiciese una foto oficial con su olivetti. Luego, en vez de la olivetti, empezaron a fotografiarse con sus gatos. Y hasta hoy.

Freddie Mercury 

Lennon y Yoko


Janis Joplin 

Kurt Cobain

Paul McCartney

David Bowie 




Andy Warhol

 

Marilyn Monroe 







Frida Kahlo 

Basquiat

Audrey Hepburn

Karl Lagerfeld


¿Por qué todos sienten tanta atracción por los gatos? Los gatos aportan mucho equilibrio emocional, mucho más que cualquier humano, y a los artistas, dada su idiosincrasia singular, eso les viene muy bien. 

_"¿Qué mayor regalo que el amor de un gato?. - Charles Dickens.

_"El más pequeño felino es una obra maestra".- Leonardo da Vinci.

_"El hombre es civilizado en la medida que comprende a un gato".- George Bernard Shaw.

_"Las personas que aman los gatos tienen algunos de los corazones más grandes que existen".- Susan Easterly.


Yo y León