sábado, 1 de octubre de 2022

Las afinidades electivas.

Doy comienzo a una nueva entrada con una gran frase o reflexión, y que (casualidad) ha aparecido de pronto ante mis ojos (sincronicidad). Dice así: “El lujo nunca me ha atraído, me gustan las cosas simples: los libros, estar sola o con alguien que me entienda". Daphne du Maurier.

Afinidades electivas o almas gemelas. Escojo hoy como título del post uno que ya eligió Goethe hace más de un siglo para una de sus novelas, pero en mi caso, para hablar de este tipo de afinidades en el mundo literario o del arte.

Hay escritores/as que necesitan salir a recorrer el mundo para encontrar allá afuera algo que les inspire para crear. Hay otros/as que solo necesitan “una habitación propia". La lista de escritores/as que decidieron “no salir de casa" o hacerlo solo en contadas ocasiones solo si la situación lo requería o hallaban en ello algún atractivo que les motivase a moverse, es muy larga, empezando por mi querida Virginia Woolf, pasando por Marcel Proust y, terminando, entre otros, por D.J. Salinger. 

¿Y qué necesidad hay de salir de casa cuando ya lo tienes todo a mano gracias a internet? Ahora no hay obligación alguna de subirte a un avión para visitar el país más recóndito del mundo. Puedes hacerlo a través de un delicioso viaje virtual desde el salón de tu casa, sin tener que hacer ninguna engorrosa maleta. <<Hogar dulce hogar>>, el lugar ideal para los que estén envueltos en sueños de tipo creativo o artístico. ¿Escribir desde la mesa de un café de París o pintar un cuadro al aire libre delante de cualquiera que pase por tu lado y se detenga a observar atónito lo que haces? No, ese no es mi estilo. Y no es porque tenga algún problema para abstraerme de todos los ruidos que provienen del exterior, para eso tengo una capacidad de concentración fuera de lo común. Es más por una cuestión de intimidad personal, de no dejarte observar por miradas extrañas que no te conocen de nada y que no entiendan tu trabajo artístico. Escribir es describir en voz baja lo que escribes. A ojos extraños, que alguien te observe mover los labios (hablar sola) mientras escribes, resultaría un poco chocante (todos los escritores hablan a solas mientras escriben). Y más aún si lo que estás describiendo (escribiendo) una escena (o dialogo) de humor o suspense y te ven reír o poner cara intrigada. Pero como no todos tenemos la misma teoría ni técnica, (<<cada maestrillo tiene su librillo>>) y cada creador es un mundo aparte, es por esta simple razón, que siempre hubo, hay y habrá muy buenos escritores de cafés, más del sexo masculino que del femenino, no porque las mujeres no sepan sentarse hoy día en un café a escribir lo que les plazca, si no porque nosotras somos más de nuestro hogar. ¿“Un prejuicio" (otro más) de nuestra identidad? Porque aunque deseemos ser “iguales en todo", hay cosas que siempre nos diferenciarán. 

Final: No hay nada mejor que las alas de un libro para volar a donde tú quieras. No hay alas más libres que las de un libro.




viernes, 30 de septiembre de 2022

Andrómeda

Hoy me desperté con el estruendoso piar de un montón de pájaros alborotados. Quizás León (mi gato) ha abierto la puerta de la cocina que da acceso a un patio trasero donde anidan palomas y otro tipo de aves diferentes y de ahí todo el revuelo montado. En cuanto los pájaros guindan al gato, alzan el vuelo para posarse en los tejados colindantes a suficiente distancia de este pequeño depredador casero que casi nunca trae ninguna presa apresada (siempre sale al exterior bien alimentado). Sigiloso se mueve por los alrededores o baja al jardín de afuera a afilar sus garras contra el tronco de un árbol, llamado paraíso, y así marcar su pequeño territorio.

Hoy mi pensamiento está en otro lugar, cercano pero lejos, un lugar familiar, al que añoro y al que espero regresar algún día pronto. Con mi mente en otro mundo, en este momento, me es imposible escribir nada.

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Aún me da tiempo a dejar algo más por aquí y darle a la flecha. Son las 23:17 queda poco para que acabe otro viernes más de mi vida. El de hoy ha sido un viernes muy... Un viernes casi para olvidar. Para sorprender tienes que desconocer de lo que vas a escribir. Y yo hoy no sé de qué escribir. Mi mente se ha quedado seca, mis ideas hoy deben orbitar por otras galaxias distintas a esta que habitamos, la vía láctea. Quizás las ideas hoy hayan viajado a la velocidad de la luz para darse una vuelta por la galaxia más cercana a la nuestra, Andrómeda, la más bella de todas las galaxias. Tardaría en un vuelo intergaláctico normal, unos dos millones y medio de años en llegar hasta Andrómeda y traer mi particular mundo de las ideas de vuelta. Mucho tiempo. ¿Debo dejar que mis ideas se queden allí para así adoptar otras más terráqueas? No, mejor me subo en mi nave del tiempo y me voy a la búsqueda de mis ilusiones a la brillante Andrómeda. 

Imagen: Wikipedia 

Nota: La nave del tiempo funcionó a la perfección. Me subí y puse rumbo hasta Andrómeda. Después de una breve visita a tan bella galaxia, ya estoy de vuelta. Un viaje rápido, lleno de magia y espectacular. Estoy deseando volver de nuevo. Ahora necesito descansar. Como la tierra de labranza, también yo necesito mi descanso para dar buenas cosechas en abundancia y poder seguir escribiendo a diario aunque solo sean unas cuantas palabras y no más.


jueves, 29 de septiembre de 2022

Aroma otoñal

León duerme sobre el reposacabezas de mi sillón orejero. Son las 22:36 de la noche. Me quedaré un rato así, en silencio, oyendo los relajantes ronquidos de mi gato antes de irme a la cama. Hoy es hoy y mañana será mañana y, ya casi por hoy, es todo. Poco es mucho y mucho es poco. 

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El único hombre que no se equivoca es el que no hace nada".- Goethe. Pues entonces, vamos al lío, aunque nos equivoquemos en el empeño. De momento, la idea que tengo en mente en cuanto a todo lo que llevo escrito en este blog, es reservada. Ya es jueves.

Hoy he almorzado más tarde de lo habitual. Una agradable y breve visita con la que siempre es un placer conversar ha hecho acto de presencia sin esperarla. Tratar con algunas personas y mantener puntos de vista muy similares en casi todo y sobre temas variopintos, hoy en día, es casi un milagro. Después de picotear algo y de la despedida, me quedé asiestesada (nueva palabra para añadir a la RAE_Registro de la Propiedad Intelectual, 29/10/22 _ Hora 16:16).

Para despejarme necesito un café, aunque tanto café me tiene el corazón un poco arrítmico. El café descafeinado no me gusta nada. Quizás una infusión me vendría mejor. Sí, hoy voy a cambiar el café por una infusión de menta-poleo o manzanilla con anís. O mejor un té verde, que tiene muchas propiedades saludables. En casa, cuando llega la época de frío, no faltan las infusiones con unas gotas de limón y miel.

Imagen de archivo

Abro una de las pequeñas ventanas del cierre de cristal para que entre aire fresco. El cielo está encapotado. Un señor pasa alegremente silbando. Algunos pajarillos que anidan en los naranjos de la plaza, gorgotean animados quizás por el agudo silbido del transeúnte, notas que se diluyen en el aire hasta desaparecer. 

Imagen de archivo 

Ahora son unos perros los que se escuchan ladrar a lo lejos. Es hora de sacar a las mascotas a pasear. La ventaja de tener un gato es precisamente esa, no tienes que sacarlo a pasear por costumbre o por obligación.

No hace tanto tiempo atrás, en días nublados de un gris muy oscuro, días que parecían traer fuertes tormentas y agua con diluvio, solíamos tener en casa algunas velas por si se iba la luz. Hoy día con los nuevos celulares con linterna aplicada ya no no es necesario llevar a cabo el ritual antiguo de buscar una vela y una caja de cerillas y encender unas velas cuando había un apagón de luz que nos dejaba a todo el pueblo en la más absoluta oscuridad. Antiguamente a la luz de las velas se le otorgaban propiedades casi mágicas. Se está perdiendo la costumbres de antaño. ¿Cómo va a ser igual la luz de una vela que la de una linterna de móvil? Como dice el filósofo coreano Byung-Chul Han: “El smartphone sustituye hoy a la sala de tortura".

El estilo oriental es toda una filosofía de vida en la que no faltan inciensos y velas aromáticas hechas de materiales naturales y nobles: bambú, cedro, piedra, mimbre, seda... Y también, el color verde, que representa a la naturaleza, simbolizado en maceteros con plantas o bonsáis  situados en espacios con mucha luz. Un espacio aromatizado que invita a relajarte.

Cada día más fiel a todo lo que nos trae oriente en sus maletas. 

Edito: Llueve. Comienza a llover. 21:11





miércoles, 28 de septiembre de 2022

El tiempo vuela

Faltan apenas tres minutos para las 11 de la noche. Todo está en silencio. Las calles vacías. No pasan coches, acaso alguno aislado que circula rápido dando la sensación de ir tarde a donde quiera que se dirija. Tal vez, ese/a conductor/a, va camino de vuelta a su hogar después de salir a visitar a algún familiar o alguna amistad. Se está perdiendo la sana costumbre de las visitas. La reglas que hemos tenido que adoptar durante la pandemia nos han vuelto más fríos e intolerantes los unos con los otros, nos han vuelto más impasibles a todo. Normas pandémicas impuestas que después de muchos días cumpliéndolas a rajatabla, las hemos convertido en hábitos, que ahora nos cuesta revertir. El aislamiento nos ha afectado en la vuelta a las costumbres sociales. Ya no se saluda como antes. Nos acercamos al prójimo como con miedo. Nos hemos acostumbrado a vivir inmersos en nuestro mundo particular y ahora hasta nos pone de mal humor que alguien nos moleste. Todos tenemos ocupaciones que atender y ya no estamos para nadie, a veces, ni para nosotros mismos. No, yo no veo una vuelta a la normalidad como tal. La pandemia nos ha vuelto seres extraños (algunos ya lo éramos). Un hecho histórico que nadie se imaginaba que podría pasar, y que restando la gravedad de la situación, como fue la distancia de nuestros seres más queridos o las pérdidas humanas habidas que han destrozado a tantas familias, algunos hasta “hemos agradecido" (entre comillas) el poder pasar un tiempo aislados envueltos en el silencio y alejados del mundanal ruido cotidiano en el que volvemos a estar inmersos con el regreso a “la normalidad".

Recuerdo al principio de la pandemia, cuando nos confinaron a todos, que no paraban de circular a través de la Red, miles de millones de mensajes de texto, fotos o vídeos graciosos de toda clase. Las aplicaciones de mensajería instantánea no sé cómo no llegaban a colapsarse un día sí y al otro también. Ante la falta de información real de lo que estaba sucediendo, circulaban chistes de ésto y de lo otro, para así poder pasar mejor el rato encerrados en casa intentando disimular del miedo que todos sentíamos ante algo tan desconocido. La risoterapia actuaba de calmante para muchos. Otros muchos salían al balcón o terrazas de sus casas a aplaudir a los sanitarios (¡algo había que hacer para no perder la conexión con el mundo!). Por la calle se veía el temor en los ojos de la gente que te miraban con recelo guardando la distancia de seguridad para evitar los temidos contagios. Esa tensión acumulada de lo vivido y de no querer enfermar para no enfermar a su vez a nadie más cercano, especialmente si ese alguien era una persona de las consideradas vulnerables, con factores de riesgo alto, todo ello, hizo que esos primeros comienzos de pandemia, fueron muy traumáticos para todos. Lo vivido en los hospitales fue mucho más que un película de terror. Pero...¿Y ahora casi tres años después, qué? Hemos pasado de la mucha protección y cuidado personal y preocupación por los demás para que no se contagien, a todo lo opuesto, a pasar de todo olímpicamente, a no usar mascarillas nunca, a no respetar ninguna distancia de seguridad, a no llamar al prójimo para saber cómo está, si necesita algo. Incluso los mensajes por móviles han dejado de circular, nos hemos quedado todos mudos de cansancio. Una de las secuelas que nos ha dejado la pandemia es esa: el cansancio, hecho que evidencia que más que menos o menos que más, vivimos inmersos en un trauma que aún tardaremos mucho tiempo en olvidar. Un suceso de este calibre no se puede olvidar de la noche a la mañana. Es cierto que todos podemos tener una mentalidad fuerte para superar todo tipo de avatares en la vida (genéticamente estamos preparados para hacer frente a cualquier catástrofe que ocurra a cualquier nivel), pero eso no quita, para que seamos personas sensibles al hecho acaecido y para que tardemos en alcanzar la llamada “normalidad" que todos quieren y ansían con rapidez.

Ahora bien, ¿de verdad queremos una vuelta a la normalidad como la que teníamos antes? ¿O esta pandemia nos ha servido para concienciarnos de que muchos cambios son necesarios, ahora más que nunca, para que nunca vuelva a pasar algo así en el mundo entero? 

(Si tomamos el concepto de “normalidad" como todo lo que es sinónimo de “convencional", de aquello que no se salga de lo común, es decir, como todo eso que hay ahí afuera y que vemos a diario, entonces, yo no, gracias, yo prefiero vivir al margen de la “normalidad").

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Son las 5:55 a.m. Ya se va notando el cambio de estación. Pronto tendremos que ajustar nuestros relojes al horario del meridiano Greenwich o GMT (Greenwich Meridian Time). Se acabaron las noches veraniegas de cielos transparentes y brillantes como los que pintó Van Gogh. Muy pronto a las 7 de la tarde ya será de noche. Las tardes “se acortarán"; la gente encenderá las estufas de sus hogares y harán una vida más familiar. Los trabajos de invierno se activarán y, los de época de verano, cerrarán sus puertas hasta la próxima temporada, y el ciclo de la vida continuará. ¿Nos volveremos a vacunar para pasar un otoño-invierno lo mejor que podamos, evitando los temidos resfriados y gripes diversas? Con la llegada del frío, aún no está claro si tendremos que ponernos mascarilla obligatoria otra vez o no. Sería muy recomendable acostumbrarnos a su uso. Además, en invierno, es más fácil de llevar, no incómoda tanto, como cuando estamos en verano, y el calor te asfixia. Incluso se agradece en los días de mucho frío llevar la nariz tapada para que no se te ponga helada y comience a gotear. Eso es precisamente lo que hay que prevenir. Ya veremos, lo que nos dicen los políticos y técnicos sanitarios al respecto del uso o no uso de la mascarilla. Por lógica, la deberíamos de llevar de nuevo otra vez, lo mismo que nos deberían inmunizar de nuevo con las vacunas de rigor que sean de efecto limitado en el tiempo, a pesar del cansancio ante tanto pinchazo.

Nota: Lo único positivo de esta pandemia, es que mientras los humanos estuvimos encerrados en casa cumpliendo con lo ordenado por las autoridades, la vida en el exterior, floreció. Y lo hizo como nunca se había visto y oído antes. Y ese recuerdo, nunca lo olvidaré.

Imagen de archivo.
Ave pequeña parecida a la familia del gorrión.


martes, 27 de septiembre de 2022

Parábolas

Son las 23:18h. Antes de irme a la cama, me tomo un kéfir con miel y semillas de Chía. ¡Delicioso!

¿De qué escribiré mañana? Ni idea aún. Lo consultaré con la almohada un ratito antes de quedarme dormida. Mañana volveré por aquí si Dios quiere. Porque Dios no sabemos si existe o no, pero ante la duda, digamos que existe. (“"). Incluso la ciencia es incapaz de contradecir tal afirmación. La ciencia duda al respecto, y la duda es la forma más alta de inteligencia. Dios y el papel de las religiones en el mundo es un tema aparte. Por cierto, nada tan vibrante para leer como la vida de Jesús de Nazaret. ¿Por qué los que se dicen creyentes apuestan más por una vida en comunión con la Iglesia y toda la parafernalia que se monta a su alrededor que con el mismo Dios? ¿Por qué si os consideráis creyentes no leéis sobre la vida de Jesús de Nazaret y os empapáis de su historia y de sus enseñanzas? Real o de ficción es una de las biografías más apasionantes que puedas tener entre tus manos.

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Ya es de día. Cielo despejado, 12°C. Siguiendo con el relato de anoche, hoy me voy a detener en un Hombre de Historia. Un Hombre sin pasado, presente o futuro. Un Hombre que ocupa el tiempo entero y el espacio infinito. Un Hombre al que nadie mira, a no ser que lo necesiten para obrar uno de sus milagros. Un Hombre al que han pintado y esculpido artistas de todos los tiempos con un rostro bello, atlético, bien proporcionado. Un Hombre sabio que habló del bien y el mal utilizando parábolas que pocos entienden. (Si lo entendieran, no acudirían a venerarlo a los templos, “centros corruptos del poder terrenal". “Sectas" permitidas por el poder laico que actúa en sintonía con el poder eclesiástico.“El poder corrompe". Más que corromper, envilece y atonta al personal).

Pero, ¿cuántos beben hoy día de las fuentes del Evangelio hecha parábolas? A diario nos encontramos infinitud de parábolas de la vida cotidiana, de la vida real, y es de estas fuentes (o parábolas) con forma cónica, de las que disfrutan la mayoría de los mortales.













Nota: Me quedo con un ejemplo de parábola del maestro Borges: “No he enseñado el amor de tal texto, de tal otro: he enseñado a mis estudiantes a que quieran la literatura, a que vean en la literatura una forma de felicidad".

Final: “Cuando bebas agua, recuerda la fuente".- Proverbio chino. 






lunes, 26 de septiembre de 2022

Sin dogmas, con dudas

El canto de los gallos se escucha a lo lejos. Un nuevo día nos saluda. El nublado del cielo apenas dejaba ver unos tímidos rayos de sol amarillo pálido tapados por grandes nubes grises. Hoy corría un airecillo frío (el primero del otoño) que te helaba los brazos. Como aún no estamos acostumbrados a llevar ropa de más abrigo (ni nos ha dado tiempo al cambio), los más osados hemos salido al exterior, a la calle, aguantando una temperatura térmica inferior a lo que el cuerpo humano requiere para sentirnos confortables. Lo peor es, que a pesar del cielo cubierto y gris del amanecer, la lluvia no aparece ni a la de tres. Es, por este motivo, que este fin de semana, los lugareños han procesionado una imagen religiosa muy tradicional y querida por las calles de la ciudad y, que según la leyenda, cuando se le implora con cánticos y rezos, puede hacer el milagro de regalarnos días de lluvia en abundancia. De momento, el milagro no se ha producido. Pero bueno, no seamos impacientes y demos unos días más a la Copatrona para que nos conceda esa gracia Divina de la lluvia. 

Otros pronósticos del tiempo, los proporciona el método de las cabañuelas, que al igual que pasa con las procesiones, también tiene sus fieles seguidores, creyentes y adeptos de la adivinación y milagros del futuro. Para el 2023, las cabañuelas dicen que tendremos más lluvia en toda la península. ¡Ojalá acierten! Los cabañuelistas son expertos “en leer el cielo", estando atentos a “las señales" de la naturaleza sobre todo en los meses de Enero y Agosto. Para sus predicciones tienen en cuenta la dirección y la fuerza del viento, las forma de las nubes, el comportamiento de los animales...

Estos dos sistemas, procesionar por las calles una imagen religiosa o el estudio de las cabañuelas,  son dos métodos de uso populares y tradicionales que nos han acompañado durante toda la historia, sin ninguna base científica, lógicamente.

Las cabañuelas es otra pseudociencia más, y como todas las pseudociencias, su valor real es nulo o casi nulo. Las procesiones son escenas mundanas que forman parte de la religiosidad popular y fe de los creyentes y cuyo valor es el que cada cual le quiera dar. Y contra eso, nada que objetar.

Las procesiones religiosas son actos muy vistosos para muchas personas y, el estudio de las cabañuelas también tiene mucho de vistosidad, debe ser esta la causa de que aún en estos tiempos modernos, todavía existan tantos seguidores de ambas propensiones.

“La desesperación lleva a mucha gente a hacer y a creer en cosas inauditas." Luego, a la hora de la verdad, en lugar de orar y mirar al cielo en busca de una señal, todos salen corriendo al encuentro de la vacuna salvadora que han creado en un tiempo récord miles de científicos trabajando sin tiempo que perder ni descanso para vivir. Y, al igual que ha pasado con la pandemia, el reverso del cambio climático solo se dará, si hacemos caso de lo que nos dice la ciencia.

Nota: “Por el amor de Dios, seamos más científicos".



domingo, 25 de septiembre de 2022

Central Park

Esta mañana me he tenido que desplazar bastante lejos de la zona donde vivo, para disfrutar de un cálido paseo de domingo en un hermoso parque con mucha arboleda, césped, jardines, bancos, palomas, dos amplias terrazas donde poder tomar algo, una gran fuente central...



have a dream...
Tengo un sueño: “Plantar" otro bonito parque-central en una de las plazas más emblemáticas del casco viejo donde poder pasear tranquilamente y disfrutar del canto de los pájaros, de sus jardines, bancos, fuentes, terrazas,  etc...( más un kiosko de prensa diseño antiguo, años 50-60 del siglo pasado). Sin modificar en esencia o la esencia de la plaza, solo habría que personalizarla, convirtiéndola en zona verde peatonal.

Óleo s/Lienzo 
Título: Central Park, 2022

El problema de los sueños es que muy pocos se cumplen. Y no por falta de imaginación, que de eso a algunos nos sobra. La dificultad de los sueños es que deben pasar por diversos estamentos superiores hasta que se aprueba un proyecto y se hace viable (visible), por más sencillo y loable que éste sea, o por más extravagante e imposible de realizar que parezca. Dicen que “los sueños son cosa de locos". Puede ser que sí, tal vez sea así. ¿No fue acaso la construcción de la Torre Eiffel el sueño de unos locos-geniales, de unos cuantos genios a los que seguramente tomaron por locos en su día? ¿Y la famosa casa Gaudí? ¿Y qué decir de tantas y tantas obras geniales, que fueron proyectadas y ejecutadas por mentes brillantes que fueron levantadas en su día haciendo realidad un sueño y, que gracias a esa realidad, hoy las pueden admirar y disfrutar a diario miles y miles de personas como fuentes de progreso e innovación de futuro?. La arquitectura es, sin duda, una gran carrera. ¡Ay, si no fuera por las complejas y farragosas matemáticas que hay que estudiar!... 
Mis sueños no dejan de ser una pura teoría muy simple contada a través de letras impresas (y de una pintura). Sólo se trata de un simple proyecto de un parque ajardinado y no de una gran obra arquitectónica descomunal. ¿Qué haría falta para poder realizarlo? Principalmente dos cosas muy básicas: ganas y buen gusto para hacerlo. Y secundario, vendría el tema de los presupuestos y el poner a todo el mundo de acuerdo para la ejecución del mismo. ¿O lo he dicho al revés? ¿Misión imposible?

Final: “La arquitectura es el punto de partida del que quiera llevar a la humanidad hacia un porvenir mejor".- Le Corbusier.