jueves, 29 de septiembre de 2022

Aroma otoñal

León duerme sobre el reposacabezas de mi sillón orejero. Son las 22:36 de la noche. Me quedaré un rato así, en silencio, oyendo los relajantes ronquidos de mi gato antes de irme a la cama. Hoy es hoy y mañana será mañana y, ya casi por hoy, es todo. Poco es mucho y mucho es poco. 

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El único hombre que no se equivoca es el que no hace nada".- Goethe. Pues entonces, vamos al lío, aunque nos equivoquemos en el empeño. De momento, la idea que tengo en mente en cuanto a todo lo que llevo escrito en este blog, es reservada. Ya es jueves.

Hoy he almorzado más tarde de lo habitual. Una agradable y breve visita con la que siempre es un placer conversar ha hecho acto de presencia sin esperarla. Tratar con algunas personas y mantener puntos de vista muy similares en casi todo y sobre temas variopintos, hoy en día, es casi un milagro. Después de picotear algo y de la despedida, me quedé asiestesada (nueva palabra para añadir a la RAE_Registro de la Propiedad Intelectual, 29/10/22 _ Hora 16:16).

Para despejarme necesito un café, aunque tanto café me tiene el corazón un poco arrítmico. El café descafeinado no me gusta nada. Quizás una infusión me vendría mejor. Sí, hoy voy a cambiar el café por una infusión de menta-poleo o manzanilla con anís. O mejor un té verde, que tiene muchas propiedades saludables. En casa, cuando llega la época de frío, no faltan las infusiones con unas gotas de limón y miel.

Imagen de archivo

Abro una de las pequeñas ventanas del cierre de cristal para que entre aire fresco. El cielo está encapotado. Un señor pasa alegremente silbando. Algunos pajarillos que anidan en los naranjos de la plaza, gorgotean animados quizás por el agudo silbido del transeúnte, notas que se diluyen en el aire hasta desaparecer. 

Imagen de archivo 

Ahora son unos perros los que se escuchan ladrar a lo lejos. Es hora de sacar a las mascotas a pasear. La ventaja de tener un gato es precisamente esa, no tienes que sacarlo a pasear por costumbre o por obligación.

No hace tanto tiempo atrás, en días nublados de un gris muy oscuro, días que parecían traer fuertes tormentas y agua con diluvio, solíamos tener en casa algunas velas por si se iba la luz. Hoy día con los nuevos celulares con linterna aplicada ya no no es necesario llevar a cabo el ritual antiguo de buscar una vela y una caja de cerillas y encender unas velas cuando había un apagón de luz que nos dejaba a todo el pueblo en la más absoluta oscuridad. Antiguamente a la luz de las velas se le otorgaban propiedades casi mágicas. Se está perdiendo la costumbres de antaño. ¿Cómo va a ser igual la luz de una vela que la de una linterna de móvil? Como dice el filósofo coreano Byung-Chul Han: “El smartphone sustituye hoy a la sala de tortura".

El estilo oriental es toda una filosofía de vida en la que no faltan inciensos y velas aromáticas hechas de materiales naturales y nobles: bambú, cedro, piedra, mimbre, seda... Y también, el color verde, que representa a la naturaleza, simbolizado en maceteros con plantas o bonsáis  situados en espacios con mucha luz. Un espacio aromatizado que invita a relajarte.

Cada día más fiel a todo lo que nos trae oriente en sus maletas. 

Edito: Llueve. Comienza a llover. 21:11