lunes, 19 de septiembre de 2022

Música para todos

 Lunes, 19-Sep.

Día marcado por el funeral de una Reina de Leyenda, Isabel II de Inglaterra. Todos los actos anunciados para tan señalado día están perfectamente medidos. El protocolo a seguir es sobrio y elegante. Asistencia numerosísima de dignatarios de países de todo el mundo. Un evento histórico que será seguido por millones de espectadores. 

Un día especial para mucha gente, sobre todo, para los británicos y casas reales europeas, y un día normal, para una inmensa mayoría de los mortales, que carecemos de sangre azul.

Así pues, cada cual a lo suyo. Ya escucharemos el himno inglés y las gaitas galesas, en honor a la Reina, después, en el telediario de la noche por la televisión.


Escribir bien o mal durante diez o quince minutos al día es algo que debería poner en práctica todo el mundo. Escribir es libertad, una libertad viva, una libertad que se siente. ¿Se puede ser totalmente libre? La literatura te da la oportunidad para ello. Ahora bien, ¿se atreve todo el mundo a vivir esa libertad y a ejercitarla? ¿La libertad da miedo? Yo no sabría vivir sin esta bendita libertad feliz que te dan las letras.

¿Toda libertad tiene límites? Depende de quien tengas en frente, de su grado de apertura mental hacia el mundo y su diversidad, de sus miedos o de sus no-miedos personales.

El almuerzo de hoy ha sido un cocido de fideos de garbanzos. Esto de los fideos hechos de garbanzos 100% naturales es un invento nuevo. En vez de ingerir el garbanzo redondo de toda la vida, te comes el fideo finito de garbanzo mucho más digerible. La misma comida pero en diferente formato. Un producto nuevo, los fideos de garbanzos, dejado en una zona del supermercado bien visible, a la altura de los ojos de una persona de más o menos mediana estatura, para que piques y lo eches a la cesta de la compra sin pensártelo dos veces (marketing). Pues bien, yo fui una de las que se vino para su casa con los fideos de garbanzos comprados.

Hay que elaborar comidas sin nada de sal. Lo predican los médicos y no se equivocan. Hay que acostumbrarse a lo simple (a lo simple y llano de la vida). Lo simple cuida de tu corazón. El corazón es una de las prendas más importantes que llevamos en nuestra maleta llamada cuerpo humano. Pasar de la comida con sal a la simple, no es fácil. Según estudios, el cerebro (otro de los órganos más valiosos de nuestra maleta) tarda en asimilar un nuevo hábito 21 días. Los hábitos se adquieren a base de la repetición constante en el tiempo. Lo de los 21, imagino que sólo es una estimación aproximada. Supongo que habrá personas que necesiten más tiempo y otras menos dependiendo de la complejidad del nuevo hábito. Según otro estudio muy interesante, del University Collage de Londres, concluye que en adquirir un hábito nuevo se tarda entre 28 y 254 días, y que la mayoría de las personas lo consiguen a los 66. Pasado el tiempo en que te haces al nuevo hábito, tu cerebro ya lo procesa automáticamente. (Información proporcionada por la Red). Si el nuevo hábito adquirido es un buen hábito y funciona, no lo dejes nunca (eso si, sin que te cree obsesión). 

Final: como bien escribe S. Pániker, no hablando del efecto de la sal de las comidas, sino de los efectos de lo ciertamente inobservable, dice ...“efectos que solo son válidos para uno mismo, pero que invitan a pensar, como he dicho tantas veces, que cada cual dispone de su propia música. Una música, a menudo, extraordinariamente disonante. / Una música que no todo el mundo consigue percibir".