viernes, 23 de septiembre de 2022

Sincronía

Fin de semana. Los repartidores de bebidas aparcan en zona reservada a tal cometido descargando mercancía para los bares de la plaza. Como aún acompaña el buen tiempo, esta noche la plaza será un hervidero de gente bebiendo y consumiendo tapas y raciones. 

Otros, seguimos a lo nuestro con lo que nos apasiona. Porque la vida es eso, pasar el tiempo deteniéndolo, sin mirar el reloj. Y si unos, “los divertidos", prefieren detener su tiempo en los bares de la plaza conversando amigablemente durante horas y horas (actitud muy loable), otros, “los aburridos", preferimos sumergirnos en nuestras investigaciones quedándonos absortos ante lecturas de alto nivel.

La tarde transcurre como cualquier otra. Tanteando esta palabra o aquella otra, dejando una frase que te llega sin esperarla y a la que le das la bienvenida. No eres tú la que lee los pensamientos de los libros, es el mismo libro escrito el que lee tus pensamientos. Es como si existiera una conexión especial entre el autor y tú. Telepatía. O extrañas sincronicidades que no puedes explicarte. ¿Por qué elegí abrir hoy este libro y no el de al lado? ¿Por qué leer este artículo y no aquel otro? ¿Por qué mi pensamiento me lleva a buscar en el buscador ciertos conceptos que me atraen a primera vista? ¿Quién puso esa relación de palabras en mi mente y por qué? Todo es un misterio. Y es, a través, de estos misterios inexplicables como se va escribiendo este blog. 


En este punto hago un receso, para puntualizar una curiosidad que no puedo dejar escapar. Hablando de sincronicidades, no sé porqué he dejado un momento de escribir el blog,  guardándolo en borrador, para irme a leer un artículo de Nueva Tribuna, que me llama la atención y que se titula “Psicología cuántica". En este artículo, su autor, J.A.G.R, nos hace un relato de los problemas más acuciantes de la realidad, también menciona a Jean Luc Godart y, mientras prosigue su relato (que recomiendo leer), llega al momento en que “percibe de forma muy vívida la sincronicidad de Jung. La sincronicidad no es más que la visualización del nexo invisible que nos une con el universo. En realidad, podemos sentirnos solos, pero nunca estamos solos de verdad. Todos formamos parte de todos. Dicho concepto se llama inconsciente colectivo”.

Personalmente, vivo muchas sincronicidades casi a diario. Hechos inesperados que te sorprenden y que crees son cosa de magia (¡No puede ser!). ¿O es solo una simple casualidad que estando escribiendo yo misma del tema de la sincronicidad me salga en la página principal de Google un artículo que habla precisamente de lo mismo, publicado con fecha de hoy, y que he abierto inmediatamente al leer el título del mismo sin saber bien lo que me iba a encontrar?

Lo mismo pasa, si mientras escribes una novela o relato corto, va saliendo una trama argumental que, a lo mejor, ni te habías planteado conducirla por ese camino, si no por otro distinto (en mi caso, cuando escribo, no me planteo ningún camino, el camino sale solo y es el que sigo). Como digo, son estos pequeños fenómenos inexplicables llamados sincronicidades con el más allá o esos nexos invisibles que aparecen de la nada, los que te dictan de forma automática lo que tienes que escribir o te conducen a una búsqueda exacta de lo que necesitas para desarrollar un tema. No hay más truco del almendruco que éste: hacer caso de los dictados de esa vocecita interior que nos va hablando mientras escribimos el desarrollo de lo no-planteado, de lo que nos llega por intuición o azar. Como veis, el texto (este mismo texto, por ejemplo) va creciendo de forma espontánea y casi sin esfuerzo. En el caso, de una novela (ficción), el resultado del proceso creativo puede ser mucho más divertido, pues las situaciones y los diálogos, a veces, en ocasiones, son tan disparatados que puedes escribir tres horas seguidas casi sin darte cuenta. Los diálogos más serios son igualmente llamativos e interesantes, por lo que es difícil cortar el proceso cuando estás en pleno auge creativo. Lo fascinante de poder imaginar mil situaciones diferentes para tu libro y darle la forma que tú desees hasta ver “el punto y final" (con ayuda o sin ayuda de las mencionadas sincronicidades), eso es lo que te ofrece el inmenso poder de la literatura. Ya dije en otra entrada, que escribir es como una droga sin la que no puedes pasar. Es un proceso que te engancha y te aporta una felicidad que carece de nombre propio, una felicidad anónima y muy personal.

Final: “En las culturas chamánicas, las sincronicidades se reconocen como señales de que estás en el CAMINO CORRECTO".- Daniel Pinchbeck.