miércoles, 30 de mayo de 2012

Realidad cotidiana

La vida es un cúmulo de elecciones. ¿Qué ropa me pongo? ¿Qué libro elijo? ¿Qué autor es más interesante? ¿Qué electrodoméstico compro? ¿Qué canal de TV veo? ¿Qué emisora o programa de radio sintonizar?... No hay nada más aburrido que la TV o la radio (con alguna excepción muy puntual). Aguantar a unos cuantos tertulianos hablando de economía o política, que presumen de una trayectoria profesional intachable, es algo insoportable. Todavía no hay nada que pueda compararse a la prensa escrita. !Qué lástima que a los periódicos y divulgaciones ciéntificas y humanísticas en papel les queden tres telediarios! ¿Un  presagio? ¡Ojalá me equivoque!
Hay un párrafo muy bueno en la novela La flaqueza del bolchevique, de Lorenzo Silva, finalista del Premio Nadal 1997, que dice literalmente así: (...) "El lunes del que me acuerdo empezaba con la misma mierda que todos los lunes. En la radio había cinco gilipollas que hablaban de lo que habían dicho otros cinco gilipollas para que al día siguiente cinco gilipollas más (algunos de ellos los mismos del día de antes) hablaran de lo que estos cinco gilipollas habían dicho y así hasta el infinito, que es un batiburrillo de bandas de a cinco gilipollas". (...). Aclarar que esta novela es una historia a caballo entre la comedia, la intriga y el melodrama. Hoy no es lunes, es miércoles, pero para el caso es lo mismo.
Decía el filósofo Séneca, un moralista donde los haya, que "llega un momento en la vida en que debemos dejar de ser unos aprendices y enseñar a los demás utilizando un lenguaje personal propio sin basar nuestros conocimientos en lo aprendido de memoria basado en ideas ajenas". Pues bien, yo siempre seré una eterna aprendiz. Necesito depender del modelo y mirar cada vez más a los grandes maestros, mis guías. Por ello, utilizo citas ajenas, acomodándome a ellas, para poder tener algo que escribir.
La honestidad consiste en acomodarnos "a nuestra verdad". La verdad no existe, no hay verdades absolutas, sólo relativas.

Nota: De algo estoy segura: en la vida es mejor no tener demasiadas certezas.