jueves, 10 de mayo de 2012

CUESTIÓN DE RESPETABILIDAD.

No sé si me falta paciencia o tengo demasiada paciencia para meterme en terrenos movedizos. ¡Ya sabéis como trabajan mis neuronas! Pero yo sigo a lo mío, pues para mí resulta todo perfectamente comprensible y eso es lo que cuenta. A veces, una no necesita mucho para ser feliz. Como no son muchos los momentos felices de la vida, con poco basta.
Hay que saber callarse hasta con las personas de más confianza. Las historias se van contando por ahí, de boca en boca, y al cabo del tiempo, vuelven tan cambiadas y deformadas, que casi adoptan la forma de chisme maldito. Y, luego, líbrate del mal, si es que puedes.
Abro el balcón y la habitación se inunda de un aire cálido primaveral. Hasta aquí me llega el aroma de las flores de azahar de los naranjos de la plaza. En el cielo azul, unas cuantas nubes flotan en silencio.
Cada cual lleva en su corazón lo que más quiere y en la memoria gran parte de la vida vivida. 
Leamos buenos libros malos y malos libros buenos. ¿Hay algún libro que desmerezca nuestra atención? Pues en mi caso, tengo que decir que muchos. pocos termino de leer en profundidad, aunque si le doy una vuelta rápida por lo alto.. En pocos veo una obra maestra. Como alguien, cuyo nombre ahora no recuerdo, dejó escrito: ¡Qué grandes obras se han escrito a la luz de una vela!
Hoy quiero hacer reseña de dos grandes libros. El primero, muy leído desde hace mucho tiempo ya, se titula Nada de Carmen Laforet. Supongo que todos habéis oído hablar de esta novela. Premio Nadal de 1944. En él cuenta la autora algo parecido a lo que voy a describir: (...) Me gustan las gentes que ven la vida con otros ojos a los de la mayoría... Quizá me ocurra esto porque he vivido con seres demasiado normales y satisfechos de ellos mismos... Gentes respetables que presumen de su utilidad indiscutible en este mundo, que saben en todo momento lo que quieren, los que les parece mal y los que les parece bien. Y que han sufrido muy poca angustia ante ningún hecho. (...) Lo que sigue es en parte mío y en parte de la autora citada: me gustan las gentes con una pizca de locura que resultan indeseables a la vista de los insoportables y aburridos respetables.
El otro libro que quiero citar es La loca de la casa de la escritora Rosa Montero. Saco un párrafo textual de la obra: (...) Algún bien haremos a la sociedad los escritores con nuestro crecimiento medio abortado, con nuestra madurez tan inmadura, pues de otro modo no se permitiría nuestra existencia. Supongo que somos como los bufones de las cortes medievales, aquellos que pueden ver lo que las conveniencias niegan y decir lo que las conveniencias callan. (...)

Nota:. ¿Se puede ser algo loco y respetado a la vez? Es evidente que se pueden compaginar ambas cosas. El arte da fe de ello.
Cita para terminar escogida de La loca de la casa, libro que recomiendo leer y releer: "El escritor es un ser que no llega jamás a hacerse adulto", dice Martín Amis en su hermoso libro autobiográfico Experiencia.